Max Capricorn

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El viaje de los condenados (parte 4)

-Id a recepción uno-ordenó el Doctor cuando estuvieron a salvo en otro pasillo.-Una vez estéis allí, señor Cooper, trata de encontrar la forma de transmitir un SOS. Astrid, toma esto-le entregó el dispositivo cilíndrico que habían quitado al cuerpo de Bannakaffalatta.-Una vez recargado, desactivará a los anfitriones en un radio de 50 yardas. Pero necesita 60 segundos para recargar. Rickston, aprovecha esto-dijo entregandole su destornillador.-Lo he prefijado, solo debes de mantener pulsado ese botón, que abrirá las puertas. No lo pierdas,-alzó la voz dando énfasis a la palabra "no",-¿lo tienes? Ahora ve y abre la siguiente puerta. ¡Vete, todo derecho!


Rickston se asustó y corrió hasta la siguiente puerta.

-Señor Cooper, necesito que luche contra el ajuste-dijo dándole un botiquín.-Astrid, ¿dónde están los puntos de energía?

-Bajo las comunicaciones.

La enseñó como recargar el EMP, luego pasó a su compañera.

-Katherine-

-Voy contigo Doctor.

-No, será peligroso.

-Como todo lo que hacemos juntos. Voy contigo-dijo con más fuerza, el Doctor la miró un rato antes de rendirse.

-Está bien, pero no te separes de mí.

-¿Adónde vais vosotros dos?-quiso saber Astrid.

-Vamos a averiguar que hay en la cubierta 31-respondió el Doctor.

-¿Qué pasa si hay un anfitrión?-preguntó preocupada.

-Bueno, vamos a pasarlo bien-trató de bromear el Señor del Tiempo.

-Suena como si hicierais estas cosas todo el tiempo.

-No por elección-aclaró Katherine.

-Exacto. Todo lo que hacemos es viajar. Eso es lo que somos, sólo viajeros. Sin impuestos, sin facturas, sin jefe. Sólo el cielo abierto.

Astrid se quedó mirando a ambos antes de hablar de nuevo.

-Por suerte estoy...desempleada ahora. Estaba pensando que la caja azul es una especie de miniatura, pero...puedo apretar en él. Al igual que un polizón.

"¿Qué me dices, la llevamos?" quiso saber el Doctor.

Katherine se sorprendió cuando notó que realmente la estaba preguntando a ella.

"Es tu Tardis, tu decides."

"Y tú mi alma gemela. También puedes decidir."

La castaña sonrió, mirando de nuevo a Astrid.

-No es siempre seguro.

-No tengo a nadie de vuelta en Sto. Ninguna familia. Sólo yo-relató con ojos llorosos.-Entonces, ¿qué os parece?¿puedo ir con vosotros?

Katherine volvió a mirar al Doctor, que él le dio un asentimiento, dejándola a ella decir.

-Sí, nos encantaría eso-sonrió.

Astrid rebosaba de emoción al escuchar eso, pero el momento no duró mucho, pues el Titanic volvió a tambalearse de forma brusca.

-Señor Frame-llamó el Doctor mediante los comunicadores.-¿Todavía estás con nosotros?

-¡Se trata de los motores señor!¡Fase final!¡No hay nada que pueda hacer!¡Solo tenemos ocho minutos!

-No te preocupes, vamos para allá.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora