- La hija del Doctor -

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La hija del Doctor (parte 1)

La Tardis se tambaleaba de un lado para otro mientras los viajeros del tiempo se agarraban a la consola para no caerse.

Aparte que esta no paraba de soltar chispas.

-¡¿Qué está pasando?!-preguntó Katherine.

-¡Los controles no funcionan! No sé a dónde vamos, pero mi vieja mano está emocionada por ello-comentó el Doctor mirando a su burbujeante mano.

-Pensaba que esa cosa era de un maldito alien. ¡¿Y me dices que es tuya?!-gritó Donna.

-Se la cortaron y le creció una nueva-explicó Katherine.

-¡Eres completamente imposible!-habló la pelirroja al escuchar aquello.

-No imposible...sólo un poco improbable.

Una fuerte sacudida los lanzaron al suelo, excepto a Katherine y el Doctor, que cayeron en la silla que había al lado de la consola. El Señor del Tiempo había caído de maravilla en la silla, agarrando la cintura de la castaña.

La Tardis dejó de moverse, entonces el hombre se levantó y salió fuera, siendo seguido por sus compañeras.

Fuera parecían estar en un túnel oscuro lleno de materiales como si fuera un vertedero o una pista de paintball.

-¿Por qué la Tardis nos ha traído aquí?-cuestionó el Doctor.

-Oh, me encanta esta parte-susurró Martha.

-Pensaba que querías irte a casa-se rió Donna.

-Lo sé, pero al mismo tiempo esta sensación que tienes...-siguió hablando con una sonrisa.

-¿Cómo si te hubieses comido un hámster?

-No, Donna-negó Katherine.

Al otro lado del túnel, unos soldados con armas y uniformes verdes se acercaron a ellos.

-¡Quietos!¡Tirar vuestras armas!

-No estamos armados-habló el Doctor mientras levantaban los brazos.-Mirdad, sin armas, nunca con un arma, somos seguros.

-Mira sus manos, están limpias-comentó uno de ellos.

-Bien. Procesadlos-ordenó un chico joven, posiblemente el líder del grupo.-A él primero.

Dos de los hombres agarraron al Señor del Tiempo por los brazos, llevándolo frente a una máquina.

-¡Ey, ey, ey!

-¡¿Qué hay de malo con las manos limpias?!-quiso saber Donna.

-¡Dejadlo en paz!-gritó Katherine intentando acercarse, pero siendo detenida al instante por los otros soldados.

Metieron el brazo del Doctor en una máquina de la que fue imposible para él separarse cuando lo soltaron.

-Algo me dice que esto no es para comprobar mi presión sanguínea. ¡Aargh!

-¡¿Qué le estáis haciendo?!

-Todos tienen que ser procesados-contó el líder apuntándolos con su armas.

-Tranquila Katherine, solo está tomando una muestra de tejido-intentó tranquilizarla y hacer los menos quejidos posibles, cosa difícil.-Y extrapolándolo. ¿Es algún tipo de acelerador?

La máquina soltó el brazo del Doctor al fin, haciendo que diera unos cuantos pasos hacia atrás.

-¿Estás bien?-preguntó Katherine acercándose a él, agarrando su mano, donde había una herida por la muestra de tejido cogida.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora