Los Toclafane

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El sonido de los tambores (parte 2)

El Gabinete de Ministros estaba desolado. El Maestro lanzó a Katherine contra una de las sillas, haciéndola sentarse.

La chica no tuvo tiempo para pensar, pues la besó con fuerza, mordiendo su labio. Katherine soltó un pequeño grito, logrando así que el Maestro metiera su lengua en su boca.

La castaña intentó golpearlo, claro, intentó. Él cogió sus muñecas y las mantuvo en el respaldo de los brazos.

Al separarse, Katherine recuperó el aire, sintiendo que sus pulmones se llenaban por fin.

-Oh, Katherine, Katherine, Katherine-habló en un tono decepcionado.-¿Qué voy a hacer contigo? Bueno, atar primero tus manos primero, es mejor prevenir que curar-dijo alegre sacando unas esposas de sus bolsillos.-Siempre hay que llevar unos encima cuando se trata de ti.

Sin poder evitarlo, Katherine se encontró con sus muñecas encadenadas. El Maestro agarró la cadena que unía a ambas y la tiró hacia delante, haciendo que se moviera la chica hasta que los labios del Señor del Tiempo estuvieran en su oído.

-Una chica tan mala-se rió causándola escalofríos.-Te tienen que recordar quien es tu Maestro.

-Enseñaselo a tu esposa. No querrá que la engañes-habló sintiendo un escalofrío, pero sin poder apartarse.

-¿Cuántas veces tengo que repetirlo? A la vista pública, Harold Saxon tiene una esposa, pero el Maestro te tiene a ti. Su mascota-se burló caminando hasta quedar detrás de ella acariciando su cuerpo.-¿Sabes? Ayer fui a la presentación del invento de Lazarus. Estabas hermosa con ese vestido, lo bueno es que está en la Tardis. Te lo podrías volver a poner.

-¿Tu estabas detrás del proyecto?-cuestionó intentando ignorar las manos.-¿Para qué querrías que los humanos viviéramos más?

-Oh, interés propio-sonrió agarrandola de la barbilla con fuerza.-Quiero que mi mascota preferida pueda vivir a mi lado. Sino sería demasiado aburrido.

-No, te cansarías de mí-dijo Katherine odiando la sonrisa que la estaba dando.

-Eso piensas, pero te equivocas. He estado esperando este momento durante muchos siglos, no creo que me canse nunca de ti.

-¿Y si me rompo?¿Y si dejo de luchar algún día?-murmuró intentando ocultar su miedo.

Pero el Maestro sonrió más acercando su rostro al de ella.

-Significara que ya aprendiste que yo soy tu Maestro.

X

El Maestro colocó su portátil en la mesa, haciendo aparecer un vídeo de sí mismo que se estaba retransmitiendo por todos los canales.

-Gran Bretaña, Gran Bretaña, Gran Bretaña. Hemos vivido tiempos tan extraordinarios. Hace unos años el mundo era muy pequeño. Y entonces llegaron. De la nada, cayeron del cielo. Lo habéis visto pasar, la destrucción del Big Ben. Una nave espacial sobre Londres, fantasmas y hombres de metal, la estrella de navidad que vino a matar. Una y otra vez y el Gobierno no les dijo nada. Pero yo no. No Harold Saxon. Porque mi propósito es deciros esto: ciudadanos de Gran Bretaña...he sido contactado.

Katherine casi se burla de su forma dramática de hablar, pero se abstuvo ya que el Maestro estaba a su lado.

-Un mensaje para la humanidad desde más allá de las estrellas.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora