- El experimento Lazarus -

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El experimento Lazarus (parte 1)

La Tardis se movió muy poquito comparado con otras veces. Ya habiendo descansado de su aventura anterior, el Doctor las llevó a otro viaje.

-Hemos llegado-habló cuando se detuvieron.-Aterrizaje perfecto. Lo cual no es fácil en un sitio tan apretado-comentó.

-Ya deberías estar acostumbrado a los aprietos-dijo Martha.

-Una vez aterrizó en medio de dos contenedores-comentó Katherine apoyándose en la consola.-Aunque la puerta estaba en el lado equivocado.

-Eh, luego lo puse bien-se quejó metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.

-¿Y bien?¿Dónde estamos?-quiso saber Martha con una sonrisa emocionada.

La expresión del Doctor cambió a una un poco más seria.

-Al final del camino.

La pelinegra corrió a las puertas queriendo ver lo que había al otro lado, sólo Katherine pareció entender a lo que se refería.

Pero también era cierto que habían alargado su viaje demasiado tiempo, y era la Tardis del Doctor, no la suya.

Martha se detuvo a las puertas, mirando a ambos.

-No hay lugar como éste-dijo el Señor del Tiempo.

Tras darle permiso a la otra humana, abrió las puertas para encontrarse con...su habitación.

-¿A casa?-preguntó con una cara de asco.-¿Me has traído a casa?

-La mañana siguiente después de irnos-habló el Doctor saliendo junto a Katherine.-Sólo estuviste fuera unas 12 horas. En realidad, casi nada.

El Señor del Tiempo fue revisando unas fotos que había allí.

-Pero todo lo que hemos hecho...Shakespeare, Nueva Nueva York, la vieja Nueva York.

-Sí. Todo en una noche. Relativamente hablando, todo debería de estar como estaba. Libros, CDs, ropa que lavar-mostró una braga de rayas que había por allí.

Martha se lo arrancó de golpe al verlo.

-Oh, no te preocupes, he visto varias veces la ropa interior de Katherine.

A la castaña se le pusieron las mejillas rojas al escuchar aquello, y Martha la miró.

-Algunos días viene a la habitación a dormir conmigo o para leer mientras duermo. Nunca te he enseñado mi ropa interior, ¡has mirado en los cajones!-lo golpeó en el brazo, dándose cuenta de lo que había hecho.

-Pues que sepas que me gusta el que tienes de color azul-murmuró acariciando su brazo magullado.-En todo caso, de vuelta a donde estabas, como prometí.

-¿Eso es todo?-cuestionó Martha incapaz de creer lo que oía.

-Sí, Kathe y yo nos iremos ahora. La quiero llevar a un restaurante muy bueno en Alfa Centauri. Luego ir a ver la creación de la estrella Sinferix que-

Se detuvo cuando el teléfono de la habitación sonó, al no cogerlo nadie, saltó el contestador de voz con la voz de Martha.

-Hola, estoy fuera, deja un mensaje.

-Lo siento-se disculpó la pelinegra.

-¿Martha, estás ahí? Contesta, ¿quieres?

-Es mi madre, puede esperar.

-De acuerdo. Finge que no estás si quieres. Sólo llamaba para decirte que tu hermana está en la televisión. Y en el noticiario. Pensé que podría interesarte.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora