- La caja tonta -

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La caja tonta (parte 1)

Katherine había hecho una petición al Doctor: ir a escuchar a Elvis en persona. Cosa que este no denegó la petición, es más, parecía bastante contento cuando la hizo.

Katherine salió de la Tardis con una cazadora vaquera y camisa con falda verde. Rose salió después de ella, pero con un conjunto rosa.

-Creía que íbamos a la época de Las Vegas. Ya sabes, pantalones de campana blancos y pelo en el pecho-comentó esta última.-Parece que el Doctor no tomó en cuenta lo que le pedistes Katherine-se burló.-Otra vez será.

-Nah, él sabrá cómo ir a ver a Elvis. Confío en él, ¿y tú Rose?-contratacó ella, sorprendiendola.

Justo entonces se asomó por la Tardis el Doctor, aunque las chicas no sabían si había escuchado su conversación.

-Si queremos ver a Elvis, debes ir a finales de los cincuenta. ¡Antes de las hamburguesas!-dijo para después desaparecer dentro de la cabina de nuevo.-Cuando lo llamaban "La Pelvis" y aún tenía cintura. Además, mira su estilo.

Se escuchó de dentro como un motor era encendido, de la Tardis salió el Doctor con una pequeña moto de esos años, un casco en su cabeza y gafas de sol, haciendo reír a ambas. Se detuvo al lado de Katherine y la habló con una voz más profunda:

-¿Llevas mi camino, muñeca?

-¿Hay algún otro camino?-respondió ella sin poder ocultar su risa.-Directo desde la nevera.

-Vaya, ¡hablas la jerga!-dijo ilusionado.

-Sí. La tía Jackie nos ponía películas de Cliff Richard cada lunes libre del banco.

-Ah, Cliff. Imaginaba que Jackie era admiradora de Cliff.

La sonrisa de Rose cayó al ver como el hombre la entregaba un casco y se sentaba Katherine en la moto.

-¿Y yo?-quiso saber.

-Oh, adentro hay otra. Tendrás que seguirnos-habló el alienígena como si no hubiera ningún problema.

Cuando Rose salió con su propia moto, se pusieron en marcha.

-¿Adónde vamos?-habló Katherine mientras conducía su novio.

-Estudios de televisión Ed Sullivan. Elvis cantó "Hound Dog" en uno de sus programas y hubo montones de quejas. Con un poquito de suerte lo pillaremos.

-Ese estudio de televisión debería de estar en...¿Nueva York?-intuyó.

-¡Eso es!

Y entonces un autobús de dos pisos le cortaron el paso, haciendo que Rose y el Doctor detuvieran ambas motos.

-¿Y si no estuviéramos en Nueva York?-volvió a hablar la chica.

-¿Pero que dices? A mi me parece muy neoyorquino-comentó Rose, viendo alejarse el bus.

-Bueno, podría seguir siendo Nueva York-pensó el Doctor lo que había dicho la castaña.-Es decir, a mi me parece Nueva York.

-Un Nueva York algo londinense-señaló hacia arriba Katherine, donde colgaban unas banderas de Gran Bretaña, que no eran pocas, la calle entera estaba plagada de ellas.-¿Para que son las banderas?

X

Aparcaron las motos y fueron a investigar. Al poco rato se encontraron con una furgoneta y su dueño, este estaba ayudando a entregar unas televisiones.

-Bueno, y ya esta, todo listo para el gran día.

-¿Gran día?¿Qué quiere decir?-cuestionó el Doctor.

El hombre le miró extrañado ante esa pregunta.

-¿Dónde ha estado viviendo, en las colonias? La coronación por supuesto.

-¿Y qué es esa coronación?-volvió a preguntar el hombre.

Ante esa otra pregunta, el hombre le miró aún más extrañado.

-¿Qué quiere decir?¡La coronación!

-Es la Reina-habló Katherine intuyendolo.-La Reina Elizabeth. Es 1953, ¿cierto?-dijo al hombre, que lo confirmó.

-La última vez que lo miré señorita. Un momento encantador para la ceremonia y la solemnidad. Lo que mejor hacemos.

Katherine miró a su alrededor, notando las numerosas antenas que había. Pero fue Rose la que lo dijo primero.

-Mira todas esas antenas de televisión. Parece que todo el mundo tiene una. Es raro, mi abuela decía que las teles eran escasas, se juntaban en una casa.

-No por aquí corazón-negó el hombre.-Las maravillosas teles de Magpie. ¡Por cinco libras cada una!

-Eso es muy barato-murmuró para si misma Kathe.

El Doctor se había alejado un poco de ellos, notando al fin en que año estaban.

-Pero este es un año brillante, ¡clásico!-habló emocionado.-¡Technicolor!¡La ascensión del Everest!¡Se acabó el racionamiento!¡Una nación saliendo de las sombras de la guerra y mirando hacia delante, hacia un feliz y brillante futuro!

Katherine no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo, hasta que un grito llamó su atención.

-¡Que alguien me ayude por favor!¡Ted!-alzó la voz desesperada una mujer cuando dos hombres se llevaban a su coche a un hombre con la cara tapada con una manta marrón.-¡Dejadlo en paz, es mi marido!

-¿Qué pasa?-preguntó el Doctor cuando llegaron corriendo a ellos.

-Asuntos de la policía. Quítese de en medio señor-dió una respuesta pobre uno de los hombres entrando en el coche.

-¿A quién se llevan?¿Lo conoces?-preguntó Katherine a un adolescente que había aparecido cuando los gritos comenzaron.

-Debe de ser el señor Gallagher-el coche arrancó, alejándose de ellos.-Pero pasa por todas partes, se convierten en monstruos.

Justo entonces su padre salió, enfadado de ver a su hijo hablando con ellos.

-¡Tommy, ni una palabra!¡Entra ya!

-Lo siento-se disculpó haciendo lo que le decía.-Mejor haré lo que dice.

-Vamos-instó la castaña colocándose su casco.-Vamos a seguirlo.

El Doctor asintió, sentándose en la moto.

-¡Montate en la tuya Rose!¡Y mantén mi ritmo!-gritó cuando sintió que la castaña pasaba los brazos por su cintura, haciéndole saber que podía arrancar.

Lo siguieron hasta que giraron en una calle solo para encontrarse con dos hombres frente a ellos y un puesto de frutas.

Ambas motos se detuvieron frente al puesto.

-Los he perdido-se quejó el Doctor.

-¿Cómo han escapado?-preguntó Kathe.

-Me sorprende que no volvieran y te arrestaran por conducción temeraria. ¿Tienes carné de conducir?-quiso saber Rose mirando al Doctor, que revisaba los alrededores.

-¿Hombres de negro?¿Coches de policía que desaparecen? Esta es la Inglaterra de Churchill, no la Rusia de Stalin-se quejó el Doctor.

-Monstruos, dijo ese chico-murmuró Rose.-Quizas deberíamos preguntar a los vecinos.

-Eso es lo que me gusta de ti, el enfoque doméstico.

-Oh, gracias.

Katherine golpeó sin fuerza el hombro de su novio.

-No insultes a la gente de esa manera. Es grosero.

-Espera, ¿era un insulto?-se dio cuenta la rubia.

-Oh, vamos-sonrió el Señor del Tiempo.-¿No puedo divertirme?-cuestionó poniendo en marcha la moto, haciendo que Katherine se agarrara más a su cintura.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora