- Los fuegos de Pompeya -

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Los fuegos de Pompeya (parte 1)

El Doctor abrió la puerta de la Tardis con una sonrisa. Siendo seguido por Donna y Katherine con ropa de verano para el clima de allí.

-La Antigua Roma-dijo mirando a la calle donde estaba la gente con sus puestos vendiendo ropa, comida o accesorios.-Obviamente, no para ellos. De hecho, ahora mismo, es la nueva Roma.

-Dios mío, es...¡es tan romano!-alzó la voz Donna emocionada, mirando a su alrededor.-¡Esto es fantástico!-dijo abrazandolos.-Estoy aquí...en Roma. Donna Noble, en Roma-repitió casi sin creérselo mientras caminaba.

Katherine sonrió ante su entusiasmo, uniendo sus manos con las del Doctor, que también se veía feliz por su nueva compañera.

-Esto es simplemente insólito. Es decir, todos ellos están muertos.

-Donna, tu no se lo digas-pidió la otra mujer.

-Un momento, ese cartel está en nuestro idioma-dijo Donna señalando un cartel en el que ponía "dos ánforas por el precio de una".-¿Estáis tomándome el pelo?¿Estamos en Epcot?

-No, son los circuitos de traducción de la Tardis-explicó Katherine.-También parecerá que están hablando como nosotros. Ahora mismo estás hablando en latín.

-¿De veras?¿Acabo de decir "de veras" en latín?-cuestionó riéndose como una histérica.-¿Qué pasa si digo algo en latín ahora mismo? Como "veni, vidi, vici". Mi padre lo dijo una vez cuando regresaba del fútbol. Si dijera "veni, vidi, vici", ¿cómo sonaría?

-No estoy seguro, sí que haces preguntas difíciles-comentó el Doctor.

-Lo intentaré-declaró acercándose a un vendedor.

-Buenas tardes, preciosa. ¿Qué puedo hacer por ti, encanto?-preguntó en un tono amigable.

-Em, "veni, vidi, vici".

El hombre la miró por un rato.

-¿Cómo? No entiendo. Yo no hablo celta-habló lentamente para que supiera lo que decía.-No saber, señorita.

Ella asintió volviendo con la pareja.

-¿Cómo que en celta?

-Galés. Sonabas Galés-aclaró el Doctor.-Aquí estamos, aprendimos algo-murmuró caminando hacia delante.

Soltó la mano de Katherine, dejando que su brazo serpenteara hasta colocarse en su lugar habitual: la cintura de su novia.

La chica negó con la cabeza, sabiendo que ahí se quedaría su brazo.

-¿Nuestra ropa no se ve extraña?

-No. En la antigua Roma se usaba cualquier cosa. Es como Soho pero más grande.

-¿Y habíais estado aquí?

-Yo no al menos-respondió Katherine.

-En mi caso fue hace mucho tiempo. Antes de que preguntes Kathe, no tuve nada que ver con ese incendio. Aunque en parte sí,-cuando vió que la chica iba a hablar, siguió contando cosas,-pero nunca tuve la ocasión de dar un buen paseo. El Coliseo, el Panteón, el Circo Máximo-enumeró mientras pasaban por un pasadizo de piedra.-Ya debería de estar a la vista. ¿Dónde está todo?-preguntó extrañado.-Probemos por aquí-dijo girando a la izquierda.

-¿No te habrás equivocado de tiempo de nuevo?-cuestionó Katherine.

-No lo creo-murmuró el Doctor.-Están hablando en latín.

-No soy una experta...-habló Donna mirando al horizonte, donde había una gran montaña,-pero Roma tiene siete colinas, ¿dónde están?¿cómo es que solo hay una?

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora