Victoria amarga

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El último de los Señores del Tiempo (parte 3)

Lucy había disparado al Maestro.

El Doctor corrió cogiendo al hombre antes de que cayera al suelo.

-Aquí estás...te tengo, te tengo...

-Siempre las mujeres-se quejó este.

-No escuché a Katherine a tiempo.

-Je, siempre te salva Doctor, siempre. Pero ahora estoy muriendo en tus brazos, ¿ya estás feliz?-preguntó sonriéndole.

-No te estás muriendo. No seas estúpido. Solo es una bala. Regenérate-ordenó.

-No.

-Una pequeña bala, venga-pidió cada vez más nervioso.

-Supongo que no me conoces tan bien. Me niego-declaró haciendo que el otro se tensara.

-Regenérate, sólo regenérate, por favor. Por favor, sólo regenérate, vamos-pidió.

-¿Y pasar el resto de mi vida encerrado contigo?

Las lágrimas amenazaban por caer de los ojos del Doctor.

-Pero debes hacerlo. Vamos. No puede terminar así. ¡Tú y yo! Todas las cosas que hemos hecho. ¡Los Axon!¿Recuerdas a los Axons? Y los Daleks...-una lágrima cayó por su ojo izquierdo.-Somos los únicos que quedamos. Y nadie más. ¡Regenérate!

El Maestro sonrió ante su sufrimiento.

-¿Qué opinas de esto? Gané-hizo una mueca de dolor.-¿Pararán, Doctor? Los tambores, ¿pararán?

Y entonces cerró los ojos.

Solo quedaba un Señor del Tiempo en el universo. Estaba agonizando por la muerte de uno de los suyos.

X

Katherine se había quedado en la Tardis, que ya estaba bien, esperando al Doctor.

Este se había ido a quemar el cuerpo del Maestro.

La puerta se abrió, y entró el hombre con la mirada perdida. Alzó la cabeza encontrándose la mirada de Katherine. Esta se acercó a él, acariciando sus mejillas, limpiando las lágrimas que aún había ahí.

-¿Estás bien?

-Sí.

-Doctor-dijo en un tono acusador Katherine.

Este suspiró, negando con la cabeza.

-Solo, quiero que estés conmigo, para siempre-pidió, sabiendo que era imposible.

-Sí. Claro que sí Doctor-respondió Katherine con sus propias lágrimas cayendo, haciendo una promesa imposible.

El Doctor se abalanzó sobre ella, abrazandola con fuerza. Entonces, se separó demasiado rápido, sacando su destornillador.

-Te tengo que quitar esto-susurró sondeando los brazaletes que aún colgaban de sus muñecas.

Cuando el enlace no estuvo bloqueado, fue como si ambos pudieran volver a respirar.

Los brazaletes cayeron haciendo un ruido sordo en el suelo, pero a ellos no les importó. Se miraron un momento antes de besarse con fuerza, el Doctor bajó su cabeza, mordiendo la piel del cuello de Katherine, causando varios suspiros por parte de ella y, posiblemente, quedando marca.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora