El Señor del Tiempo victorioso

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Las aguas de Marte (parte 3)

La alcanzaron en uno de los pasillos.

-Todo lo que digo es: bicicletas. Pequeñas bicicletas plegables, no pesan apenas-comentó el Doctor mientras corrían hacia su destino.

Se detuvieron cuando llegaron.

-Cuentan leyendas de Marte, de hace mucho,-comenzó a contar el Doctor viendo desde detrás de la barandilla la gran capa de hielo que había frente a ellos,-de una buena y noble raza que construyó un imperio a partir de la nieve. Los guerreros de hielo.

-No tengo tiempo para historias-negó abruptamente Adelaide, yendo a la máquina de control.

-Tal vez encontraron algo ahí abajo-comentó Katherine.-Utilizaron su fuerza y sabiduría para congelarlo.

-Tenemos que encontrar algún tipo de cambio en el agua-dijo la capitana mientras los dos se acercaban a ella.-Calendarizar la infección.

El Doctor se colocó las gafas y empezó a toquetear el ordenador. Adelaide se tomó unos segundos para observar a ambos trabajando.

-No parecéis unos cobardes. Pero todo lo que queréis hacer es iros-ninguno respondió.-Sabéis mucho de nosotros.

-Bueno, sois famosos-comentó el Doctor.

-Es como si supierais más.

El Señor del Tiempo la miró, decidiendo que palabras usar.

-Este momento, este preciso momento, es como...quiero decir, es sólo una teoría, ¿qué sé yo? Pero, creo...que ciertos momentos en el tiempo son fijos. Pequeños, valiosos momentos. Todo lo demás fluye, todo puede pasar, pero esos ciertos momentos deben permanecer-contó mientras Adelaide escuchaba atentamente.-Esta base en Marte, contigo, Adelaide Brooke, es un momento vital. Lo que pasa aquí tiene que pasar siempre.

-¿Y de qué se trata?

El Doctor se quedó callado.

-No lo sé.

Al ver el rostro asustado y confuso de la mujer, Katherine habló para tranquilizarla.

-Creo que lo que sucede es algo maravilloso. Algo que empezó hace 50 años, ¿no es así?

Adelaide se giró para mirarla sorprendida.

-Nunca se lo he contado a nadie.

-Se lo contaste a tu hija-añadió el Doctor.-Y quizás un día, ella le cuente la historia a su hija. El día en que la Tierra fue robada y trasladada a través del universo. Y tú...

-Yo vi a los Daleks-reveló en un susurro.-Miramos hacia arriba, el cielo había cambiado. Todo el mundo corría y gritaba. Y mi padre me sujetó...nunca lo volví a ver. Tampoco a mi madre. Nunca los encontraron.

Los dos viajeros del tiempo escuchaban en silencio aquel terrible relato, no queriendo interrumpirla.

-Pero en la calle, había pánico y fuego. Fui a la ventana, y allí en el cielo...lo vi Doctor, Katherine. Y él me vió. Me miraba fijamente. Directamente a mi. Y entonces...simplemente se fue-terminó con una pequeña sonrisa y ojos acuosos.-Lo supe, esa noche, supe que debería seguirlo.

-Pero no por venganza-dijo el Doctor.

-¿Qué sentido tendría?

El Señor del Tiempo esbozó una sonrisa.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora