- El unicornio y la avispa -

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El unicornio y la avispa (parte 1)

El Doctor aterrizó la Tardis en algún lugar de la Tierra, salieron encontrándose con una gran mansión en la que estaban llegando sus visitantes.

-Oh, oler el aire. Pasto y limonada, con un poco de menta-sonrió el Doctor.-Bastante menta, deben ser la década de los 20.

-¿Puedes decir en que año estamos solo por el olor?-preguntó Donna incrédula.

-Oh, sí-fanfarroneó.

-Yo diría que es por ese gran auto que viene hacia nosotros-comentó Katherine señalando a la carretera.

-No me importa el planeta Zog,-dijo Donna desde su lugar oculta tras los arbustos,-una fiesta en los años 20, ¡eso me gusta!

-El problema es que no hemos sido invitados-dijo el Doctor.

-Como si alguna vez eso te hubiera detenido-negó Katherine viendo como sacaba su papel psíquico.

-Oh, lo olvidé, sí que lo estamos-sonrió divertido.

-Bien, Kathe y yo iremos a cambiarnos-dijo Donna agarrando la muñeca de la castaña, no dejándola responder.

El Doctor negó con la cabeza entretenido, esperandolas fuera de la Tardis, pero el tiempo pasó y cada vez se impacientaba más.

-¡Llegaremos tarde al cóctel!-gritó golpeando la puerta.

Donna salió entonces con un vestido que la llegaba hasta las rodillas, era de un color marrón oscuro con bordados de un tono más claro. También llevaba un colgante y una pulsera en su mano izquierda.

-¿Que opinas?

El Doctor tiró sus labios hacia arriba.

-Te ves encantadora-respondió con suavidad.

-Pues ahora vas a ver a Kathe-dijo riéndose.

La puerta se volvió a abrir, y la castaña salió. Llevaba un vestido sencillo de color naranja con bordados parecidos al de Donna. En su cuello había un colgante con forma de mariposa. Su cabello estaba suelto, y caía por su espalda con gracia.

Al Doctor se le cortó la respiración.

-¿Qué tal estoy?-preguntó Katherine.

El Señor del Tiempo tuvo que recuperarse, acercándose a ella para ofrecer su brazo.

-Hermosa-susurró en su oído, causando un escalofrío en ella.

Katherine cogió su brazo y fueron a la fiesta.

X

La música llenaba el jardín cuando llegaron allí.

-Buenas tardes-saludó el Doctor jovial cuando un camarero se acercó a ellos.

-¿Un trago, señor, señoras?

-Sidecar, por favor-pidió Donna.

-Una lima y soda para mi y para la señorita un vaso de cóctel, gracias-pidió el Doctor por los dos.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora