- La ascensión de los Cybermen -

715 51 3
                                    

La ascensión de los Cybermen (parte 1)

La sala de consolas estaba vacía, excepto por Mickey. Rose entró revisando a su alrededor, buscando a alguien.

-¿Dónde está el Doctor?

Mickey levantó los hombros sin saber la respuesta.

-Igual está con Kathe.

Rose se giró mirándolo a los ojos.

-¿Con Katherine?-preguntó incrédula.

-Sí. Ya sabes, últimamente han estado muy juntos-dijo con normalidad.-Tal vez son pareja.

-No-se burló Rose.-No lo creo. No pegan ni con cola.

X

Katherine observó las estrellas junto al Doctor tumbada sobre el cómodo suelo de cojines del observatorio.

Cuando se lo había mostrado, ella estaba realmente sorprendida. No se esperaba que hubiera algo así en la Tardis. El Doctor sólo se había reído diciendo que en aquella nave había de todo, que no se cortará al imaginar lo que había allí.

Al principio pensaba que alguien iba a encontrarlos en el observatorio, pero el Señor del Tiempo la tranquilizó diciendo que la Tardis se encargaría de que no llegara nadie.

Habían estado haciendo ese tipo de cosas. A veces leyendo en la biblioteca el uno junto a otro, otras veces sólo charlaban tomando un té en uno de los salones de la Tardis y lo que más solían hacer: ver las estrellas sentados en las puertas de la Tardis.

Al parecer, la postura en la que se colocaron el primer día fue la que mantuvieron el resto de veces que estuvieron allí.

-Esa es la Nebulosa de Kalistra-señaló en el cielo el Señor del Tiempo a la Nebulosa de color dorado.-Los habitantes del planeta Treuxa piensan que fue la Diosa del mismo nombre quien la colocó allí. Ella dió un suspiro creando esa nebulosa. Porque cuando daba vida a todo dejaba un color dorado, como las plantas y ciudades de la ciudad de Treuxa, que eran del mismo color que la nebulosa.

-Es una hermosa historia-murmuró imaginandose la ciudad.

-Tal vez algún día podamos ir a visitar el planeta. Hay unos lugares impresionantes para visitar-comentó acariciando su mano con el pulgar.

Los afectos que habían tenido ambos eran tener sus manos unidas, abrazos o pequeños besos.

Katherine había empezado a sentir poco a poco más fuerte su conexión. El Doctor la avisó de que eso pasaría. Antes, al no saber nada de la conexión, no podía sentirla, pero ahora sí.

-Eso sería fantástico.

Entonces sintieron una explosión que los volcó, se escucharon explosiones del otro lado del pasillo.

-¡Katherine!¡¿Estás bien?!-preguntó el Doctor caminando mientras mantenía el equilibrio para acercarse a ella.

-Sí. No te preocupes. ¿Qué está pasando?-cuestionó dejando que la ayudara a levantarse.

-No lo sé, tenemos que llegar a la sala de consolas.

Con mucho esfuerzo llegaron allí, el Doctor se puso de inmediato a tocar los controles ante la mirada de Rose y Mickey.

-¿Qué ha pasado?-preguntó la rubia.

-El vórtice temporal ha desaparecido. ¡Es imposible!¡Ha desaparecido!-gritó incapaz de comprender lo ocurrido.-¡Agarraos!¡Vamos a estrellarnos!

Con un fuerte aterrizaje, las luces de la Tardis se apagaron cayendo un humo sobre ellos.

-¿Todos estáis bien?¿Katherine?-al ver que ella murmuraba un pequeño sí siguió preguntando al resto.-¿Rose?¿Mickey?

-Estoy bien-respondió Mickey.

-Yo también-dijo Rose levantándose al igual que el resto.

El Doctor miró a la consola apagada, dándose cuenta de lo que significaba aquello.

-Está muerta. La Tardis está muerta-murmuró acariciandola.

-Puedes arreglarla-intentó animarle Katherine, poniéndose a su lado.

-No hay nada que arreglar. Ha perecido-respondió sin fuerzas.-La última Tardis del universo, extinta.

-¿Podemos conseguir ayuda, ¿verdad?-preguntó Rose.

-¿De dónde?-quiso saber el Señor del Tiempo con la esperanza perdida.

-Hemos aterrizado. Tenemos que estar en alguna parte-intentó explicar Katherine colocando su mano en el hombro.

-Nos caímos del vórtice, a través del vacío, en la nada. Estamos en una especie de ningún lugar-murmuró mirando al frente.-El Reino Silencioso. La Dimensión Perdida.

-También conocida como Londres-se rió Mickey mirando por las puertas de la nave, salió con los otros detrás.-Londres, Inglaterra, la Tierra. Esperad...-cogió un periódico que había en un banco leyéndolo.-Es el 1 de febrero de este año. No fuimos muy lejos, ¿verdad?

-Así que...¿esto es Londres?-el Doctor dijo.

-Sí.

-¿Tu ciudad?-siguió cuestionando.

-La única.

-¿Tal y como la dejamos?-dijo sin creérselo aún.

-Así es.

-Me da que no Mickey-negó Katherine mirando al cielo.-No creo que eso incluya a los zepelines.

Rose y Mickey se giraron también mirando al cielo.

-Que demonios-el chico de piel oscura murmuró.

-Es precioso.

-Bien-volvió a hablar Mickey.-Es Londres con un gran
festival internacional de zepelines.

-Este no es vuestro mundo-declaró el Doctor con un semblante serio.

-Pero si la fecha es la misma-siguió diciendo el otro chico.

-Es un mundo paralelo, ¿verdad?-cuestionó Kathe caminando al lado del Señor del Tiempo.-Una Tierra paralela en la que parece que tienen zepelines.

-Debe ser-respondió este revisando el entorno.

-¡Oh, vamos!-dijo con seguridad Mickey.-Lo he visto muchas veces. Semejante a nuestro mundo, pero con algunas pequeñas diferencias. No sé, las luces de tráfico azules, Tony Blair nunca fue elegido...

-Y él sigue vivo-murmuró Rose mirando una pantalla que tenían delante en el que aparecía Peter Tyler con unos auriculares y una botella en su mano.

En la pantalla aparecía un mensaje: "Peter Tyler presenta: Vitex Lite. Nuevo sabor a cereza."

-Un mundo paralelo donde mi padre sigue vivo.

-No lo mires, Rose-habló el Doctor intentando evitar un problema mayor.-Ni siquiera lo pienses. Éste no es tu mundo.

-Pero él es mi padre...-dijo acercándose a la pantalla.-Y-

Cuando tocó la pantalla, esta se movió y se escuchó la voz de Peter hablando.

-Confía en .

-Eso es raro, pero es real.

-Confía en -volvió a decir la pantalla.

-Lo ha conseguido-sonrió contenta.-Siempre planeaba esos ridículos proyectos. Bebidas nutritivas, curativas y cosas así. Todo el mundo decía que no servían. Pero lo ha conseguido.

-Rose, él no es tu padre-la dijo Katherine colocándose a su lado.

La cara de Rose cambió casi al instante.

-Bueno, no es que sea tu padre, así que deja de molestar.

-Rose-interrumpió el Doctor colocando a la castaña tras él, evitando que le dijera algo más a la chica.-Si aún confías en mi, escuchame, deja de mirarlo, tu padre está muerto. Murió cuando tenías seis meses. Ése no es tu Pete. Ése es un Pete. Debe tener su propia Jackie. Su propia Rose. Su propia hija, que no eres tú. No puedes verlo. Nunca.

La rubia miró apenada la pantalla en la que Pete seguía diciendo la frase una y otra vez.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora