h i. p o t t e r

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Es hora de levantarte, no querrás terminar sin trabajo.—exclamó Ursula entrando a mi habitación

Intento correrla de mi habitación pero me fue imposible, sabía más que nada el hecho de que le agradaba la idea de no tenerme en casa. Por lo tanto el trabajo era la excusa perfecta para ella. Me levantó sin prisas llegando a mi tocador y comenzar a arreglarme antes de volver a escuchar los gritos de Ursula que cada día se volvían más insoportables. Aquella mujer me había hecho la vida imposible año tras año, y con la muerte de mi padre lo empeoraba aún todo.

Richard Woods era mi padre, como yo normalmente lo llamaba puesto a que en realidad no lo era para muchos pero para mi si y eso era lo importante. Mis padres murieron cuando solo era una bebe, mi único recuerdo sobre ellos era su apellido "Potter" el cual no me había cambiado por decisión de mi padre, al parecer él creía más importante tener un recuerdo sobre ellos.

Una noche nublada que parecía tener un ambiente tenebroso tal y como lo relataba mi padre el día que me llevo a casa. Escucho llantos en una de las casas cercas de la mansión de los abuelos, mi padre entro sin dudar intentando ayudar; busco por todas la habitaciones sin encontrar nada. Pero un llanto lo hizo buscar aún más, poco después encontró una habitación escondida, derribo aquella puerta café entrando sin dudar. El rostro de una bebé iluminó la vida de Richard, y es ahí donde entro yo.

Él crió de mi con ayuda de mis abuelos, intento contactar algún familiar pero nunca obtuvo respuestas y no le parecía justo que una bebe estuviera en un hogar para niños sabiendo lo terrible que estos eran. A medida que el tiempo pasaba, la idea de ser papá le había agradado lo suficiente tanto que terminó casándose con Ursula, una mujer horrenda y que su ambición era el dinero de papá.
Mi padre había creado un lazo indestructible conmigo, por lo cual los conflictos comenzaron. Ursula se quejaba todo el tiempo con tener que lidiar con una niña que no era suya mucho menos de Richard, mientras mi padre solo le pedía que lo aceptase tal y como él acepto a Logan el hijo de Ursula que fue fruto de una borrachera. Logan es mayor que yo por dos años, no me agradaba lo suficiente para tenerle aprecio pero al menos no me hacía la vida insoportable como su madre.

Bajo las escaleras que me llevaban directo ala sala principal donde encuentro a Logan junto a sus amigos, me dispongo a ignorarlos mientras llego a la cocina. Como siempre no había desayuno para mi, debido a las quejas de Ursula las cuales consistían en "Eres una señorita por lo cual debes cocinarte tú misma, así aprenderás a cocinarle a tu futuro esposo" en mi opinión era desagradable, tenía tan solo trece años me era repugnante imaginarme el hecho de que en algún momento me casaría con alguien ¿quien podría hacerlo?

—No piensas desayunar como lo mereces pequeña.—susurro la señorita McCormack la cual estaba encargada en la limpieza y comida de la casa.

Niego rápidamente, ella entendía mi respuesta. Ursula se encargó de hacerle saber a todos los trabajadores de esta casa que yo debía cumplir mis responsabilidades.

—Llevaré un poco de esto.—intento no quejarme sobre la comida que había realizado un día anterior aunque en realidad no sabía cómo lo comería.—Cuídate y protégete de esta bruja, por suerte trabajo demasiado y solo la veo un par de horas. Suerte

Salgo directamente al trabajo, tenía suerte puesto a que el negocio en el cual trabajaba como mesera quedaba a tan solo unas calles no me era difícil llegar. La señorita McCormack había logrado conseguirme aquel empleo y a decir verdad no me quejaba, era lo suficientemente agradable para pasar la tarde trabajando. La comida no era mala, el señor Juniors sabía cocinar con excelencia por otro lado Calvin no eran tan excelente, podría decirse que era mi suplente o la persona que me ayudaba con los pedidos. Aunque normalmente se encontraba todo el día observando a los clientes intentando caerles bien, suerte tenía el. Su padre era el dueño, por lo cual no podrían despedirlo.

—Buenos días, Jane. Ha estado muy tranquilo por aquí, podrías limpiar las mesas sería de mucha ayuda.—dijo calmado el señor juniors mientras acomodaba los estantes de comida que en este horario parecían mantenerse en orden

El medio día se pasó volando, niños por todos lados. El buffet del día de hoy por elección de juniors había sido hamburguesas mágicas, ridiculo nombre gracias a calvin, de igual manera los niños les llamaba la atención y si eso los hacía feliz, a mi su propina; no podría quejarme.
—Deberías entrar a mi colegio, es divertido.—siguió insistiendo calvin. Ahora que podía pagarme la colegiatura sin pedirle un centavo a Ursula podría elegir el que más me llamará la atención. Sin embargo al instituto en el cual estudia calvin cobran demasiado y no podría darme el lujo de pagar aquello.
—Sabes la respuesta.—dijo una vez que terminó de lavar los platos sucios aprovechando que no se encontraban clientes afuera

Calvin no volvió a decir una sola palabra, tomó de su libreta para comenzar a rayar de ella.

La campana de la entrada principal sonó, "clientes", acomodó mi mantel para salir a atenderlos. Mis ojos miraron aquellas personas que entraban ; sus largas batas si es que así se les podía llamar caían hasta sus pies. Me parecían maravillosas, los colores eran distintos, el verde obscuro llamo mi atención al parecer la mujer logró darse cuenta y sonrió hacia mi dirección mientras el hombre vestía una en tono muy claro aunque ahorita que la inspecciono mejor resaltaba un tanto gris. Me acercó a ellos con dos de nuestras cartas, ellos miraban a mi dirección pero aquello no logró intimidarme.

—Bienvenidos a Coffe Kling. ¿Puedo tomar sus órdenes?.—suelto amablemente.

El secreto de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora