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Mis zapatos resonaban por el pasillo, hacía más de tres horas que habíamos llegado y la noche había caído. Estaba aterrada, pero esperaba poder conocer a mi pequeño hermano. La profesora Minerva McGonagall impartía clases en Hogwarts dé transformaciones. Me pidió que usara mi uniforme el cual ya se encontraba listo. No era algo que estuviera acostumbrada a utilizar, es decir la falda me llegaba más o menos a la rodilla, pero no me quejaba hacía demasiado frío en este lugar y no pensaría andar mostrando mis piernas y coger un resfriado. Acomodó mi cabellera con mis dedos, no lucia mal. Había estado preparándome unos minutos antes de entrar a lo que sería el gran comedor; opté por limpiar mi rostro no necesitaba de maquillaje pero esta ocasión lo ameritaba aún así no creería que alguien se diera cuenta, aún así era prohibido.

Se encuentra lista, señorita potter.—musitó una vez que llegó a mi lado la profesora

—Siempre estoy lista.—terminó de decir. Claro estaba aterrada pero no por los estudiantes, realmente a lo largo de mi vida nunca me había interesado la opinión de los demás incluso si tendría que lidiar con él tipo de atención que estaría por enfrentar, nunca me había intimidado con nadie. Aterrada me encontraba puesto a que estaría por conocer a mi hermano, el cual no tenía ni una idea sobre él, pero ansiaba por conocerlo.

La profesora abrió las grandes puertas, me pidió que la siguiera a lo cual repetí su acción. Observó las mesas las cuales tenían un largo impresionante, los alumnos susurraban mediante caminaba y lo entendí era nueva, y si no mal recordaba las palabras del director encontrar a la hermana de potter había sido una noticia impresionante para Hogwarts y algo en lo que se podrían entretener. Al parecer albus ya había dado explicaciones sobre mi, las cuales ni siquiera pude escuchar debido a mis nervios unos minutos atrás.

El gran comedor tenía un espacio enorme, el cual tenía un hechizo que consigue que el techo  muestre el cielo que haya en el exterior en este momento, lo había recalcado la profesora McGonagall. No me moleste en observar a los alumnos, no quería que los nervios incrementaran en mi. La profesora toma de mi mano para guiarme en un banco que se encontraba delante nuestro justo detrás de lo que serían los profesores, a lo lejos observó a Dumbledore el cual sonríe hacia mi dirección. Me siento una vez que me lo pide la profesora, la veo ir en dirección hacia un sombrero que estaba cerca. El cual daría la elección de mi respectiva casa; tal y como lo había dicho antes McGonagall.

El Sombrero está raído y viejo; esta remendado y sumamente sucio. Para hablar y cantar, una rasgadura a lo largo del borde se abre como una boca. Habla dentro del sombrero con una voz pequeña, callada al usuario y puede leer los pensamientos y responder a ellos.

—Suerte.—susurro casi inaudible la señorita McGonagall colocando aquel sombrero en mi cabeza

—Veo que tenemos otra potter.—escucho una voz hablar tam fuerte que podía ver a los estudiantes murmurar con mayor fuerza.—Serias valiosa para cualquier casa.—me acomodó un poco más en aquel banco.—Talento mucho talento.. me recuerdas mucho a alguien. Alguien muy especial que se sacrifico por amor, se que tú harías lo mismo. Tus habilidades son impresionantes no me sorprendería lo lejos que llegarías en el mundo mágico ya sé en qué casa te pondré.—Observó una de las mesas que se encontraba frente a mi, una mirada lo bastante peculiar llamo mi atención.—Gryffindor

No pasaron más de cinco segundos cuando la mesa de los gryffindor aplaudía sin parar, la profesora quita el sombrero de mi cabeza mientras me felicitaba. Me acerco con mis compañeros sonriendo ante sus felicitaciones, mi mirada llega al menor que se encontraba enfrente mío. Su rostro pálido, sus ojos de un color impresionante que a lo lejos podía ser un poco verdes pero cercas eran más del color azul como el mar. Se acomodó sus gafas un poco, no  me detengo en observarlo, quita un poco de su cabello de su frente y observó con más claridad aquella marca. Albus me había hecho saber que mi hermano poseía una cicatriz un tanto peculiar, la forma de un rayo. Al parecer eso lo hacía ser aún más reconocido en el mundo mágico, tanto como a mi. Los dos sobrevivientes, aunque en mi caso nadie sabía de mi existencia no hasta ahora.

—Jane Lilith Potter.—sentenció una vez que harry voltea a mi dirección

Harry James Potter.—escucho su voz un poco ronca mientras sonreía

—Al parecer somos hermanos.—trato de entablar una conversación, pero estaba lo suficientemente nerviosa. No quería decir algo que saboteara mi pequeña platica con mi ahora hermano, debía ser delicada y tratar de medir mis palabras puesto que apenas era un niño, recién tenía once años.

—Es lo que he escuchado por todo Hogwarts. Te pareces mucho a ella, pero tus ojos son como el.—escucho su voz con un tono de alegría, no me había molestado en observar nuestro alrededor ni siquiera en el momento que Dumbledore pedía amablemente que comenzáramos a cenar.

Me alegra escuchar eso. Aunque preferiría saber cómo eran ellos, no tengo mucho conocimiento sobre nuestros padres.—exprese tomando un poco de comida.—¿Comerás algo? Se enfriará esto.

La risa de harry resonó en mi cabeza, la tierna imagen de harry con sus mejillas acaloradas me recordaban a mi.

—Puedo mostrarte una foto de ellos, me ha sido un poco difícil tenerla pero te la mostraré.—continuó hablando tomando un poco de comida. Observó como un pequeño chico de cabello pelirrojo me observaba, sonrió a su dirección pero pareció asustarse a lo cual río brevemente.— El es Ron Weasley, un amigo.

—Un placer conocerte, Ron. Soy Jane aunque veo que ya sabes quien soy.— antes que pudieran decir algo más, las puertas del gran comedor se abrieron escandalosamente; provocando que todos volteáramos asustados.

—Hay un troll en las mazmorras.—escucho un gritó proveniente de un hombre que entraba corriendo al gran comedor.— hay un troll en las mazmorras.—dijo aquello último para poder caer en el frío piso.

Los gritos comenzaron a salir de las bocas de los estudiantes, todos salían rápidamente de sus lugares para correr. Harry me mira desconcertado a lo que camino a su lado tomando de su mano, el agarro con fuerza mi mano volteando a ver mi rostro. Su sonrisa me hizo sentir calmada, sabía perfectamente que después de este momento siempre estaría para el, el lazo que comenzaríamos a tener harry y yo seria demasiado fuerte.

El secreto de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora