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Steve solo no hagas tanto ruido.—le explico con suavidad a mi pequeño gato el cual se encontraba en su jaula maullando sin parar. Lo entendía llevaba casi dos días encerrado en su jaula sin poder salir debido a las quejas del tío Vernon. No dejaba de quejarse acerca del ruido que ocasionaban nuestras mascotas, incluso Hedwig era una molestia para el. Tomo cuidadosamente a steve, para posicionarlo en el frío suelo, no tardo en dirigirse debajo de mi litera donde al parecer se mantenía feliz. Llegó hacia Hedwig dándole un poco de comida, harry había sido lo suficiente claro sobre su alimentación, al parecer si lo llenábamos de alimento esto ocasionaría una inflamación que llegaría a no poder volar.

Las tareas en el hogar Dursleys habían sido agotadoras, la limpieza era una obligación para nosotros. Trataba de tomar todas las tareas de limpieza para que harry pudiera descansar y no tener que quedarse hasta noche para poder terminar todo como lo solía hacer antes, ahora yo había ocupado ese lugar. Lavaba de su ropa junto a la mía, limpiaba nuestra habitación debido a que por ahora habían decidido darnos una habitación para ambos ya que un pequeño escombro debajo de las escaleras no ayudaría mucho. Por las noches escuchaba a harry teniendo pesadillas, me acercaba hacia él para poder cantar alguna canción que afortunadamente funcionaba provocando que este volviera a dormir pacíficamente.

Estábamos a tan sólo unos días de regresar a Howgarts, el segundo año para harry parecía esperarlo con ansias, pero las ansias terminaban esfumándose justo al escuchar como el tío Vernon nos prohibía regresar, nos mantenía alejados de nuestros amigos. O algún contacto mágico que para ellos parecía no agradarles. Es por ello que Hedwig se mantenía encerrada todos los días.

Harry entró a la habitación, llegó rápidamente hacia su pequeño escritorio mirando la ventana con nostalgia, dejó un poco de agua para steve y poder caminar hacia harry. La imagen de mis padres provocaron una sonrisa en mi, harry ojeaba aquel álbum encontrando fotos de sus amigos mientras ellos reían sin parar. El los extrañaba, habían estado incomunicados meses, debido a nuestros tíos.
—De nuevo observándolo.—
Creo que este año no les veré más, tal vez no regresemos a Howgarts.—susurro desilusionado
—Lo haremos, estaremos en Howgarts este año.—respondo con valentía tomando de su mano suavemente. Hedwig comenzó a moverse bruscamente de su jaula, su mirada impaciente lograba hacerme sentir mal. El no podría salir de aquella jaula, si lo hacía el tío Vernon podría hacerle algún daño y es lo que habíamos estado tratando de evitar.

No insistas, no puedo sacarte. No me dejan usar magia fuera de la escuela.—la voz impaciente de harry intentaba calmar a Hedwig, pero aquella seguía sus movimientos bruscos provocando aún más ruido.—Además si el tío Vernon
Harry Potter.—un fuerte grito retumbaba por toda la casa Dursley
Lo lograste.—recibió como respuesta Hedwig
—Te acompañó.—

Los dos salimos de la habitación en dirección a la cocina, el cuerpo delgado de la tía petunia parecía estar concentrada decorando uno de sus pasteles.
—Está allá, Vernon.—se limitó a observarnos siguiendo la decoración de su pastel. Cierro la puerta para poder seguir los pasos de harry encontrándonos al tío vernon acomodando la corbata de Dudley, el cual era insoportable.
—Se los juro, si no controlan a sus animales deberán irse.—gruñó el tío vernon
—Pero está aburrido, si solo lo dejarás salir por una o dos horas.—la voz de harry comenzaba a escucharse un tanto preocupado
—JA.—estalló en carcajadas sarcásticas recibiendo una mirada de frialdad por parte mía.—Para que envíes cartas a tus extraños amigos

No he recibido ningún mensaje de mis amigos.— soltó harry, y al parecer el no había sido el único. Angelina, alicia y katie, no habían cumplido su promesa de mandarme una carta. Y yo no había podido mandarles una exigiendo una respuesta.—Ninguno

La mueca de disgusto del tío vernon hacía la voz de harry no tardo en aparecer en su rostro, dejó la corbata lista de Dudley para observarnos con disgusto a los dos. Miro con diversión la vestimenta de Dudley, tan elegante como lo merecería palabras que la tía petunia recordaba en cada ocasión.
—Quien querría tu amistad.—gruño Dudley caminando en dirección a harry, la mirada que mantenía no era precavidamente de cariño antes de que pudiera golpear el brazo de mi hermano tomó de los hombros a harry posicionándolo detrás mío
No te atrevas, o yo misma golpeare tu cara regordeta.—susurro con brusquedad

—Deberían ser más agradecidos, te hemos criado desde que eras bebé. Mientras tú, has sido recibida en esta casa.—dijo aquello en dirección mía, su voz sonaba con cólera.—Los hemos alimentado de nuestra mesa, y Dudley accedió a darles una de sus habitaciones porque nuestro corazón es bondadoso.—chillo con falsedad.—

—No amor es para cuando lleguen los Mason.—la voz de la tía petunia quitando las manos a Dudley del pastel retumbó en mis oídos.
—Lo cual pasará muy pronto.—gimió de felicidad el tío vernon alzando sus manos, observó discretamente hacia harry a lo cual solo recibo una mueca confundida de su parte.—Ahora repasemos cuando Los masón lleguen tu estarás.—intento explicarle a la tía petunia pero esta se había apresurado a contestar

En la sala, quiero recibirlos con gracia en nuestra casa.—chillo de emoción señalando los muebles
Bien, y Dudley tú estarás.—
En la puerta para abrirla.—soltó con la voz más fingida que había escuchado en mi vida
—Excelente.—continuó el tío vernon para dirigirse hacia nosotros junto a la tía petunia y Dudley.—Y ustedes
En nuestra habitación, muy callados pretendiendo que no existimos.—soltamos con desinterés

—Que inteligentes.—se miraron unos a otros sorprendidos—Con suerte será el mejor trato de mi carrera, y ustedes no lo van a echar a perder Potters

Tomó la mano de harry guiándolo a las escaleras, su rostro solo reflejaba molestia y no era algo que me agradará. Giro la manecilla de la puerta blanca adentrándonos a la habitación,  mi mirada cayó en aquel elfo que se encontraba en mi cama saltando alegremente. Steve maullaba no contento de la presencia de aquel elfo, tomó en mi brazos a steve alejando a harry un poco.
Harry y Jane Potter.—su voz sonaba temblorosa.—Es un placer conocerlos
—Quien eres.—soltó harry abrumado una vez que cierra la puerta
Dobby, un elfo doméstico.—respondió tomando de sus pequeñas
—No quiero ser grosero, pero esto no es un buen momento para tener un elfo doméstico en mi habitación.—soltó harry
—Oh oh si señor, solo que Dobby ha venido a decirles... es difícil señor.—siguió hablando el elfo ocasionando que steve maullara con más intensidad
—Lo llevaré al baño, así no habrá tanto ruido. Y tú mantén la boca cerrada no me importa quien seas pero no quiero un castigo para mi hermano y para mi por un elfo.—bramó molesta llevándome a steve lejos de la habitación

El baño estaba al final del corredor, el cual utilizábamos harry y yo debido a las reglas de nuestros tíos, cierro la puerta una vez que entro. Colocó en el suelo a steve el cual se dirige hacia la tapa del baño y comienza a lamer su torso, la presencia de aquel elfo no le agradaba bastante. Los ruidos se habían calmado, esperaba que harry no se metiera en problemas no esperaba verlo recibir gritos por parte de los Dursleys.

Llegó al pequeño espejo observando mi reflejo, mi cabellera rubia se había alargado, podía insistir que parecía estar más enmarañado de lo normal. Había perdido de peso una vez que llegue a esta casa, los deberes, el cuidar y proteger a harry de las bromas de nuestro primo y ni hablar de la poca comida que ingería mi cuerpo, esto era agotador. La profesora McGonagall me había entregado una bolsa con cientos de galeones dentro de ella, aquello no era todo. Nuestros padres nos habían heredado una gran fortuna la cual se encontraba guardada en una bóveda en gringotts. Lo cual agradecía, y ansiaba poder llegar a mi mayoría de edad y darle la vida que merece harry, fuera de los malos tratos de nuestros tíos.

Un grito me aturdió por completo, steve salto del susto cayendo directamente en mis brazos. Me encamino rápidamente hacia mi habitación encontrándola vacía, llevo a steve a su jaula inspeccionando que todo estuviera en orden. El cuerpo de harry se hizo presente en la habitación, corro en dirección hacia él tomándolo de sus manos para poder atraerlo a mi cuerpo, abrazándolo.
Todo estará bien. No pasará nada.—trato de calmarlo podía sentir como los latidos de su corazón se aceleraban
Ese elfo ha tirado el pastel de la tía petunia a la señora masón.—soltó pasmado, su rostro solo reflejaba lo desconcertado y pálido que se encontraba.
—Estaré contigo, nadie te tocará ni un solo pelo.—terminó de decir besando su cabellera

El secreto de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora