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Jane segura que te encuentras bien—musitó nuevamente george a lo cual me limito a asentir

Me había levantado muy temprano esta mañana, mi pecho dolía y me costaba un poco respirar pero podía controlarme. Fred se había tomado la molestia de cocinar debido a mis estado el cual alarmó a los dos gemelos, tanto que george me llevo el desayuno hasta la cama.

—Solo no he podido dormir bien—asegure, george parecía no créeme pero no pensaba seguir insistiendo.
—De acuerdo. Estaré abajo con fred, si te sientes mal o necesitas algo solo toca la campana que te di—acercó la pequeña campana que fred había creado para que cualquiera de los dos pudiera escucharla y estos se dirigieran conmigo
—Suerte cariño—musitó una vez que observo a george caminar hacia la puerta

Resultaba extraño el dolor que mantenía en mi pecho, la sensación de que algo malo estaría por pasar no me había dejado dormir; observaba a george inquieta, ¿podría tratarse de él? ¿Fred? ¿Las chicas? ¿Harry? No sabía con exactitud, y no podría si quiera encontrarme tranquila ante tal situación. Observó nuevamente el desayuno intentando probar un poco, pero de nuevo se encontraban aquellos ascos. Me dirigí hacia el baño intentando no caerme en el intento de llegar, levantó la tapa para poder sacar todo el vomito de mi boca.

—No puede estar pasando de nuevo—susurro limpiando de mi boca.

Las horas habían pasado con bastante rapidez, fred había subido unos momentos para asegurarse de cómo me encontraba por fortuna habia podido levantarme del suelo del baño para dirigirme a la litera, fred dejo un vaso de agua junto al medicamento que la madre de Alice me había recomendado.
Jane estás sudando demasiado, abriré esta ventana para que pueda entrarte un poco de aire—musitó fred ligando abrir la ventana a lo cual pude sentir el aire en mi rostro

—Fred.. ¿todos se encuentran bien?—preguntó curiosa. El pareció dudar, se acercó a mi junto a un pequeño trapo mientras quitaba el sudor que se encontraba en mi frente

—George está bien, yo estoy de maravilla ha excepción que tuve que limpiar un poco de vomito de un crío de siete años.—suspiro cansado— Todos estamos bien, ron me ha escrito ha sido un poco difícil en Hogwarts pero pueden soportarlo

—Solo estoy un poco asustada—me limito a contestar

—Todo estará bien jane, toma la medicina no queremos que se pase la hora o george me matará—sentenció fred despidiéndose de mi una vez que salió por la puerta

El reloj en la pared apuntaba las 6 de la tarde, cada minuto que pasaba mi pecho dolía más y más tanto que comenzaba a gruñir de la molestia. Steve se acercó a mi lamiendo de mis piernas pero no podía si quiera acercarme para cargarlo, la desesperación seguía dentro de mi. Ni la pastilla que me había ofrecido fred hace unas horas había funcionado, incluso seguía sudando sin parar. Los gemelos cerraban la tienda en dos horas, lo cual era eterno para mi. Trato de levantarme de la cama escuchando a steve maullar

Estoy bien steve, es solo un dolor—susurro observando a steve el cual salto de la cama para acercarse a mi

Mi mirada pareció obscurecer, el dolor de cabeza llegó hacia mi. Imágenes en mi mente llegaron de pronto, donde solo reflejaban a harry... Sirius. Suelto un grito mientras lágrimas de mis ojos comenzaban a caer, steve pareció asustarse salió por la puerta. Intento colocarme cerca de la litera pero me fue imposible había caído lentamente al suelo procurando no lastimarme el vientre.

—Harry—grito exaltada— Sirius

Mi pecho seguía doliendo, las imágenes no salían de mi mente; la sonrisa de harry se reflejaba tanto como la voz de Sirius. Me sentía tan débil que mi cuerpo no podía si quiera aguantar más tiempo en ese estado. Intento gritar nuevamente pero el cansancio me había ganado, ocasionando que todo se tornara obscuro.

El secreto de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora