Capítulo 8

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— ¿Jaime? ¿Quién es Jaime? —me contesta confundido.

— Yo... Lo siento te he confundido con otra persona —digo un poco aturdida.

— No importa. Oye, ¿seguro que estás bien?

— Sí. No te preocupes.

— Venga. Te ayudo a levantarte —el chico me ofrece su mano para ayudarme.

Doblo mi pierna para levantarme y lo consigo. Pero en cuanto lo hago mis piernas me fallan y me da más vueltas la cabeza. El chico tiene buenos reflejos y me coge antes de que me caiga.

— Parece que no estoy tan bien —digo con los ojos cerrados.

— Creo que no. Ven —el chico me ayuda a acercarme a la pared y me vuelvo a sentar en el suelo. — Deberías esperar a recuperarte un poco antes de intentar levantarte.

— Sí. Creo que es buena idea.

— Bien... ¿Cómo te llamas?

— Alyssa —él sonríe.

— Bonito nombre —extiende su mano para estrechármela. — Yo soy Tom.

— En otra situación estaría encantada. Pero he me aquí —él se ríe.

— Eres australiana.

— Y tú inglés.

— Que cosas tienen los acentos —los dos reímos. Pero mi pinchazo en la cabeza vuelve. No puedo evitar soltar un quejido y vuelvo a tocarme la cabeza. — E-esto... ¿quieres que llame a recepción?

— No, no... por favor. Si mis padres se enteran que me he vuelto a escapar, voy a estar castigada de por vida.

— Vale, vale... Con qué, ¿eres una escapista? —pregunta Tom divertido.

— Solo en casos de extrema necesidad. Además, pocas veces me pillan —él se ríe.

— ¿Quieres que traiga un vaso de agua, hielo...?

— Creo que un poco de aire libre me vendría bien.

— Conozco un sitio. Pero para eso vas a tener que levantarte con mucho cuidado.

— Puedo intentarlo...

Tom vuelve a ofrecerme la mano y yo la cojo mientras me levanto poco a poco. Cuando estoy totalmente de pie parece que mis piernas aguantan.

— Ves tampoco era tan difícil —dice divertido. Yo le miró mal.

— Ja ja.

— Venga apóyate en mi para ir al ascensor.

El ascensor se encontraba a escasos metros pues, antes del choque, Tom había salido de ahí.

Nos metemos dentro y me pongo a mirar el exterior del hotel por la cristalera. Desde aquí se podía ver perfectamente la playa y las olas rompiendo en la orilla de noche.

— Wow. Las vistas son impresionantes —digo impresionada. El ascensor sube y no se detiene.

— Espera y verás —veo que el botón del último piso está marcado.

— ¿Por qué vamos al último piso de habitaciones?

— Ese no es nuestro destino.

Salimos del ascensor. Tom me agarra de la cintura por si acaso me vuelvo a marear y andamos unos pocos metros por el pasillo hasta que llegamos a unas escaleras que suben aún más. Yo miro extrañada a Tom.

— Venga...

Le hago caso y subimos poco a poco. Al final de las escaleras hay una puerta en la que claramente se puede leer en un cartel. "Solamente personal autorizado" en español y en inglés.

Yellow Hearts 💛 // Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora