Capítulo 58

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— ¿Un tiempo? —asiento con un nudo en la garganta.

— Sí, darnos un tiempo —me mira con los ojos entrecerrados.

— ¿Cuánto es un tiempo? —gruño.

— ¡Y yo que sé!

— Aly, yo creo que es más sencillo cortar con él y punto —me dice mi mejor amiga sentada en su cama, entrecerrando los ojos.

— Pero no me veo capaz de hacerlo, Ro...

— ¿Y por qué antes sí y ahora no?

— En realidad antes tampoco estaba preparada.

— O sea que lo tuyo era pura palabrería...

— No es eso —digo dejándome caer en mi cama. — Es sólo que no creo tener las agallas suficientes. No ahora... —de pronto se oyen unos golpes en la puerta.

— Ya. Pues vas a tener que pensar algo... Para AHORA —me levanto de un salto.

— No soy capaz de cortar con él ahora —digo nerviosa.

— Pues no lo hagas —la miro con el ceño fruncido.

— ¿Qué? Llevas los últimos dos días diciendo que tengo que hacerlo...

— Aly. Desde luego no estás preparada para hacerlo... Así que hazlo cuando volvamos de Australia. Ya habrás tenido tiempo suficiente para pensar.

— Pero eso es por lo menos hasta dentro de tres semanas... Por lo menos —digo levantando mis cejas. Vuelven a oírse golpes en la puerta.

— Lo sé. Pero es tu única opción en estos momentos —Ro se levanta y me empuja hacia la puerta. — Ahora solamente pasa un rato con él y di que es mejor no decir nada sobre las fotos —me aconseja susurrando.

Ro me deja enfrente de la puerta y se va corriendo de nuevo a su cama, aparentando normalidad.

Doy un gran suspiro.

Creo que eso sí puedo hacerlo.

Decida pongo mi mano en la manilla de la puerta y la abro, encontrándome con Ales recargado en la pared de enfrente.

— Pensaba que ya ni me ibas a abrir —dice con una sonrisa mientras se incorpora y se acerca.

Me quedo unos segundos refrigerando mi cerebro, para que vuelva a funcionar, y suelto una risa por lo bajo mientras cierro la puerta

— Ya, ha sido culpa de Rooney —Ales me mira frunciendo el ceño.

— ¿Estás bien?

— Sí, ¿Por qué? —digo riendo.

— No sé, te has quedado quieta unos segundos.

— Son las pocas neuronas que me quedan. Ya no pueden con tanto trabajo —Ales se ríe y se acerca del todo para besarme.

Sus labios son igual de dulces y suaves que siempre. Pero mi cabeza no es capaz de disfrútalos...

Cuando nos separamos le sonrío, pero, en el fondo, no es una sonrisa sincera.

— ¿Vamos? —me pregunta sonriendo.

— ¿A dónde? —frunzo el ceño.

— A dar una vuelta, mientras hablamos.

— ¿No crees que la última vez que dimos una vuelta salió...? —me quedo pensando. — ¿Un poco mal?

— Yo no he dicho nada de ir a fuera. Podemos pasear por el hotel —dice con una sonrisa divertida y girando la cabeza. Yo me río.

Yellow Hearts 💛 // Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora