┃Capítulo 82┃

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Los cinco días de libertad sin mi rutina tan bien organizada y de horarios establecidos a rajatabla se sintieron como parte de una dimensión surrealista. En especial el lunes, martes y miércoles, los cuales pasé en la casa de Bae Hyun, principalmente porque podíamos jugar en el jardín delantero y trasero con Pompón: su dueño no estaba en casa y aprovechaba la oportunidad para pasar más tiempo con su vecino favorito. El hecho de que podía expresar mi pasión libremente dentro de la casa (como recalcaba Bae Hyun cada vez que tenía la oportunidad) no fue el factor que me ayudó a decidirme a pasar los primeros tres días ahí, pensé que era lo más práctico y se notaba que hace tiempo que él no disfrutaba de su propia casa, y una parte de mí comprendía eso: mi departamento a veces parecía un lugar donde sólo iba a dormir después de un largo día de trabajo, y Bae Hyun me confesó que eso mismo sentía respecto a su casa.

-Un hogar es un lugar al que anhelas volver a lo largo del día en la oficina, o en cualquier lugar donde estés trabajando. Es tu refugio, tu rincón en el mundo. Pero a veces puede ser solitario si no tienes a nadie que te espere en él...

-Pompón te espera.-comenté con una sonrisa suave, llena de ternura. Ambos estábamos en las sillas de mimbre en el jardín trasero, disfrutando de las últimas horas antes del atardecer.

-Sí, lo hace.-contestó con la misma sonrisa suave, la aludida estaba a sus pies, roncando-pero prefiero a una persona que camina con dos piernas y sin tanto pelo.

-¿Otra vez te sientes mal por ser lampiño?

Pompón soltó un ladrido quejoso cuando Bae Hyun se levantó de repente para tomarme en brazos... o eso pensé, en vez de eso me sujetó para poder recargar mi cuerpo en un hombro, como una bolsa de papas. Mis gritos de fingida indignación no opacaban los ladridos de Pompón.

-Muy bien, señorita, eso merece un castigo.

-¿Peeroo por qué? ¿Qué hicee?

-Cuestionar mi falta de pelo.

-¡Pompón, ayudamee!

Ella pegaba saltitos mientras ladraba y nos seguía hasta los ventanales de la cocina. Bae Hyun se detuvo y se dio media vuelta para decirle:

-Volvemos en media hora, Pompón.

-¿¡Y qué se supone que vamos a hacer en media hora...!?

El cuerpo de Bae Hyun vibró por la risa.

-Ah.-fue lo único que pude decir, comprendiendo todo.

-Quizás podamos extenderlo hasta una hora...

-¡Bae Hyun!

-Dos horas, mejor.

No pude fingir mis protestas por más tiempo, la diversión era más fuerte. Al final solo nos ausentamos media hora, Pompón ladraba sin parar al ventanal y no tuvimos el corazón para dejarla sola. Bae Hyun correteó con ella por el jardín hasta bien pasado el atardecer, ambos terminaron agotados pero felices, y nos acompañó un rato hasta que decidió volver a su casa.

Él tuvo la hermosa idea de ducharse, ya que había sudado bastante por el ejercicio, y me pidió que lo acompañara como los últimos dos días.

-Abi...

-¿Uhmm?-cuestioné, medio dormida en el refugio de sus brazos, con la mejilla descansando sobre su pecho. El latido de su corazón era reconfortante. Ya nos habíamos duchado y secado (mutuamente), y como él tenía que levantarse temprano al otro día, decidí que lo mejor era ir a la cama antes de las doce de la noche.

-Tú eres mi hogar.

Eso logró despabilarme casi por completo, levanté mi mirada para encontrarme con la suya.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora