┃Capítulo 67┃

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Segundo botón desabrochado, y en mi mente las alarmas saltaron sin control, pero el resto de mi cuerpo no hacía nada para impedirlo.

Ambos volvimos a la realidad cuando algo chocó contra los ventanales de la cocina que daban al porche exterior de la casa. Ese algo chocó dos veces y ladró con insistencia.

Bae Hyun suspiró como si su alma escapara del cuerpo, dejó caer la cabeza en mi hombro.

-Esto no puede estar pasando-rezongó, luego levantó la cabeza y miró al exterior-Buen día, Pompón-la saludó con los dientes apretados. Pompón le ladró en respuesta, casi podía imaginarla sacando la lengua y sonriendo.

El celular, que en ningún momento dejó de vibrar, estaba detrás de mí, Bae Hyun lo sujetó y atendió con cierto... o bastante enojo.

-¿Sí?

Sólo pude sentir el frío hasta mis huesos cuando se alejó, miré hacia abajo, a los botones desabrochados, mi clavícula y parte del tórax al descubierto, no llevaba sujetador, en la noche me lo quité para ducharme porque... obviamente no iba a bañarme con eso puesto. Todo mi cuerpo temblaba mientras trataba de abrochar los botones y traté de recordar lo que era respirar con normalidad.

-Sí... siii. Sí.

En lugar de pensar en mi temblor, analicé el tono de voz de Bae Hyun, esos , parecían decir: entiendo, okey, bueno, ya entendí. Y el último fue a modo de despedida.

-Debo ir a la oficina.-dijo tras colgar, estaba a mi lado, más o menos a medio metro de distancia. Miró mis pechos sin ningún disimulo y cerró los ojos como si padeciera un gran dolor.

-Ah, uhm. Está bien-fue lo único inteligente que pude decir.

Pompón seguía ladrando afuera, reclamando atención. Bae Hyun la miró y llevó un dedo a sus labios, haciendo la señal de silencio, y la perra dio un último ladrido de entendimiento y se calló.

-Wooo-no pude evitar suspirar.

-Trataré de salir temprano, como a las seis de la tarde. Lamento dejarte sola pero... debo ir-otra vez ese suspiro lleno de pesar. Luego empezó a acomodarse la camisa, aunque todo estaba en su lugar, yo no podía decir lo mismo, tanto física como emocionalmente, nada estaba en su lugar. Recogió unos papeles de una mesa en la pared lateral y los acomodó en un maletín negro de cuero. ¿Cómo podía volver a la normalidad después de besarme así... y casi dejarme medio desnuda?

-Ah... Bae Hyun.

-¿Sí?

-Mi... mi ropa, uhm... no tengo...

Él pestañeó dos veces, miró el pijama azul y luego sacudió la cabeza, como si quisiera liberarse de algún pensamiento innecesario.

-Ah, cierto, mi ama de llaves la lavó y está secándose en un tendedero en la lavandería. Te mostraré donde queda.

Sólo pude asentir y seguirlo, o al menos lo intenté, caminaba demasiado rápido y mis piernas... si bien no eran cortas, les costaba seguirle paso. La lavandería estaba a unos metros de distancia de mi habitación, en el costado izquierdo del pasillo. Era una habitación con los mismos tonos del resto de la casa pero con dos lavadoras eléctricas de acero inoxidable, última tecnología, por supuesto, con gabinetes para el jabón y canastas de mimbres para la ropa. El tendedero estaba junto a un ventanal abierto que daba al exterior, ahí estaba colgada mi chaqueta de chef, camiseta de finos tirantes que usaba bajo la chaqueta, mis jeans oscuros y desgastados, y mi ropa interior nada sexy o sugerente de algodón blanco. Bae Hyun estaba en la puerta, a mi lado, con el brazo extendido, enseñándome el interior hasta que miró el tendedero con más atención y se sofocó.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora