┃Capítulo 48┃

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Al día siguiente traté de volver a la normalidad con el mismo entusiasmo que el día anterior, y sin la presencia física de Bae Hyun lo logré, hasta que pasado el medio día, justo después de terminar un almuerzo express, recibí la llamada que tanto temía.

-Como mi invitación amistosa definitivamente no funcionó, creo que confirmarte que ya tengo una reservación para una cena en uno de los restaurantes más famosos de nuestra querida ciudad, funcionará. Una reservación para dos, por si no captaste la idea.

Tomé un respiro muy profundo.

-Hola. Bae Hyun. Yo estoy muy bien, muchísimas gracias por preguntar. ¿Tu cerebro de pato olvidó los buenos modales?

-Bueno, cerebro de pato suena más original, incluso más divertido que sólo el simple idiota. Puedo acostumbrarme a eso. Aunque no estoy muy seguro de lo que significa.

-Bae Hyun...-gruñí.

-No tienes alternativa, ojos bonitos. No pienso aceptar un no como respuesta.

Evidentemente no quedaba rastro de la migraña, o quizás estaba bajo el efecto de muchos calmantes, y eso tampoco era un buen augurio.

-Los sábados trabajo, Bae Hyun. No puedes hacer una reservación sin consultar mis horarios.

-De hecho sé que estarás libre a partir de las ocho de la noche, por eso hice una reservación a las diez. Tienes tiempo para ir a tu departamento y arreglarte.

-Piensas en todos los detalles ¿No?

-Por supuesto que sí, es parte de mi trabajo.

Suspiré, mi parte menos racional estaba algo emocionada por la llamada, y quizás se sentía muy tentada a aceptar la propuesta.

-¿Cómo sabes mis horarios?

-Sun Hee.

-¿Están conspirando en mi contra o algo así?

-Para nada. Sólo le pregunté a Sun Hee si por casualidad sabía si estabas libre el sábado, y me dijo casualmente que sí, y a partir de esa información hice la reservación. Sé que estás buscando excusas para negarte, y probablemente sonarán muy razonables en tu mente, pero si no puedo conseguir la primera de las tres citas este sábado, lo intentaré el siguiente, y el siguiente hasta que me digas que sí, Abi.

No lo dudaba, la determinación de Bae Hyun debería asustarme, y por supuesto que me asustaba, pero si me la pasaba huyendo de él, no resolvería nada.

-Está bien, acepto la invitación.

Silencio, y un golpe, bastante fuerte, después gruñidos y maldiciones. Muchas maldiciones.

-¿Qué pasó? ¿Fue otro mareo?

-No-más gruñidos-mi... mi silla se fue hacia atrás.

-¿Tu silla?

-Sí, mi silla. Estaba...-carraspeó, podía imaginarlo arreglándose la corbata, muy digno y orgulloso de su buena apariencia-estaba reclinándome hacia atrás, y perdí el equilibrio.

Me tragué una risita a duras penas... pero al imaginarme a Bae Hyun con los pies hacia arriba y su cara de espanto, no pude contenerme más y solté una gran carcajada.

-Es bueno escucharte reír así, aunque sea costa de mi estupidez.

La risa murió, esperaba que no de forma abrupta. ¿Alguna vez dejarán de sorprenderme semejantes declaraciones de Bae Hyun?

-¿El restaurante es... muy formal?-cuestioné con una mueca.

-No hay necesidad de ropa de etiqueta, si eso es lo que preguntas. Ve con lo que te sientas más cómoda, te verás bonita de todos modos.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora