┃Capítulo 27┃

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-Nos quedan tres horas más de sueño, tenemos que descansar.

-Lo sé.-suspiré y me moví para ponerme de pie por mí misma. El dolor ya no representaba un problema. Era la cercanía de ambos lo que más me molestaba.

-¿Puedes caminar?

-Sí, no hace falta que me cargues en tus brazos.

-¿Y en mi espalda?

-¿Qué?

Se adelantó y se puso frente a mí, giró la cabeza para verme y el brillo divertido en sus ojos era bastante contagioso.

-Como en los dramas que viste. Es lo que te falta experimentar de Corea: que alguien lindo te cargue en su espalda.

-¿Te consideras alguien lindo?

-La mayoría de las veces, sí.

Reí, todo era demasiado absurdo. Él quería que olvidara mi tristeza, y lo estaba logrando. Acepté el ofrecimiento, sólo porque sabía que si decía que no, insistiría. Lo único que me quedaba era aceptar.

Subí a su espalda y él sujetó mis piernas. Pensé que me llevaría directo a la cama, pero comenzó a correr por la habitación, ya que el espacio lo permitía, y entre que lo golpeaba en el hombro y chillaba que parara, me permití reír. Era una faceta que no conocía en él, un lado divertido, despreocupado. Bastante agradable, debo decir. Genuino. No me daba tiempo de pensar si lo hacía para quedar bien con Sun Hee o no.

Me dejó caer en la cama, entre risas y algo agitada por la carrera. Él también estaba agitado y risueño. Realmente era hermoso cuando sonreía. No provocaba el aleteo en mi corazón como Min Hyuk, pero si lo seguía mirando por más tiempo...

-Descansa, Abi.

-Descansa, Bae Hyun.

Me acomodé para dormir, y para mi mayor sorpresa, no me costó conciliar el sueño. Me sentía tranquila, ajena a todo el dolor que padecí horas antes.

No estoy segura de cuánto tiempo dormí, cuando abrí los ojos, el sol iluminaba la ciudad y la habitación estaba en silencio, no escuchaba los ronquidos de Bae Hyun, y tampoco estaba en el sofá. En la mesita de noche al lado de mi cama había una nota:

Cuando despiertes, mi asistente está a tu disposición para cuando quieras regresar a Busán. Desayuna algo primero. Bae Hyun.

Parpadeé. Así que me dejó sola en la habitación, de pronto, todo lo que viví el día anterior parecía irreal, toda la situación parecía irreal. Estar en Seúl, en un hotel de primera categoría después de no poder asistir al concierto que esperé por tantos años...

Mi cabeza dio vueltas y la migraña se hizo presente. Bae Hyun tenía razón, tengo que desayunar antes de irme.

No debió sorprenderme que el asistente de Bae Hyun estuviera afuera de la habitación, esperándome para recibir órdenes: era un hombre mayor que Bae Hyun, cuarenta años aproximadamente, con toda la sabiduría en su mirada y la paciencia de un santo.

-Señorita Abi.-saludó, bien formal e inclinando la cabeza- el señor Song me encomendó la tarea de asegurarme que desayunara antes de llevarla a Busán. ¿Desea algo en específico para su desayuno, o uno americano le parece bien?

Retrocedí ante tanta formalidad y sofisticación.

-Prefiero una taza de café, señor...

-Kim Tae Hyung, señorita. Necesita más que una taza de café. Pediré el desayuno americano completo, entonces.

Intenté negarme, pero deduje que sería inútil. Sólo me quedó esperar el desayuno dentro de la habitación, y él no me acompañó dentro, me dijo que debía atender unas llamadas, pero que en cuanto estuviera lista le avisara para llevarme a Busan.

El único alivio que podía experimentar en este momento era que no tendría que ganar fuerzas para enfrentar a Bae Hyun. Algo dentro de mí no era capaz de verlo después de todo lo que viví ayer, aunque no tuvo la culpa de nada, sí me recordaba toda la tristeza y la humillación.

La realidad. La mentira que tendría que elaborar... o simplemente la verdad. Era seguro que cuando dijera que no pude asistir al concierto, todos me compadecerían. Sólo hablaba de eso, y la felicidad que significaba poder verlos en persona después de tantos años...

Pero una mentira llevaría a otra, y no tengo fuerzas ni ganas para engañar a quienes me rodean, sólo para conservar lo poco que me queda de dignidad.

Era momento de ceder al destino lo que me tuviera preparado, y continuar. Ya se acercan las fiestas, mi primera navidad y año nuevo sola.

Aunque no podía pensar en eso ahora, me queda deliberar sobre mi trabajo; renunciar era mi primera opción, un alivio momentáneo para mi estabilidad mental, pero me costó tanto encontrar un puesto así... Bae Hyun tenía razón, me tendrían a prueba y mi talento se desperdiciaría, o directamente no me tendrían en cuenta. Comenzar desde cero no sonaba tan mal... pero no me sentía con energías para soportar otra peregrinación por cada panadería o pastelería de la ciudad, suplicando un trabajo, el que fuera, sólo para poder pagar el alquiler y otros servicios básicos.

Era el momento para respirar y decir que no podía retroceder ahora por culpa de un amor no correspondido, porque al final del día, sólo yo seré la afectada en todo esto.

No obstante... enfrentar a la señora Cha me afectaría en más de un sentido. Ella es la confió en mí para darme el trabajo. Decirle que quería renunciar en un momento tan crítico probablemente significaría un sermón épico que tendré que recibir con la cabeza abajo.

El pánico rebotó en todo mi cuerpo ese lunes por la mañana, ella ya me esperaba en la entrada y me dio a entender que quería que entrara a la oficina. Mi carta de renuncia descansaba de manera inocente sobre el escritorio, recordándome todo el peso de mis decisiones estos últimos meses...

-Abi-ssi, seré directa: no considero que sea buena idea renunciar en este momento. Sé que te resulta incómodo trabajar con Min Hyuk, ya que estás enamorada de él, pero no considero que sea razón suficiente como para abandonar todo por lo que trabajaste.

¿Ella también lo sabía? Me sentí abrumada. Todos lo habían notado menos el propio Min Hyuk, por supuesto.

-Señora Cha...

-Sin embargo, a pesar de todo, creo que lo que más necesitas en este momento es un descanso. Has trabajado duro, has sacado mi negocio adelante sin quejarte ni una sola vez. Terminarás los pedidos de esta semana y te daré un descanso de dos semanas para que ordenes tus pensamientos y tus sentimientos.

-¿Eh? –fue todo lo que pude emitir. No me lo esperaba para nada. Ella soltó un suspiro profundo, como si se quitara un gran peso de los hombros.

-No iba a decirlo, pero creo que necesitas saberlo ahora para darte el tiempo de asimilarlo: Min Hyuk va a renunciar pronto, está por tomar sus últimos exámenes y necesita enfocarse solo en eso desde ahora. Siempre he sufrido por forzarlo a estudiar y a trabajar al mismo tiempo... aunque él nunca me culpó por eso. Quiero que concluya sus estudios y que sea feliz... probablemente se casará con Eun Ji...

Cuando me miró, supongo que vio todas las emociones pasar por mi cara y dejó de hablar, hasta se mostró algo avergonzada.

-Lo siento, pero lo sabrás en cualquier momento. Min Hyuk tendrá su propia vida a partir de ahora, y debes seguir con la tuya, si este es el camino que deseas seguir.

Me senté porque mis piernas no resistían. Pensé que estaba preparada para todo lo que la señora Cha tuviera que decirme... pero no es así.

-Tomaré las dos semanas después de año nuevo. Los pedidos de esta semana no podré terminarlos a tiempo.

La señora Cha sólo asintió, pero noté que su mirada de enterneció por un momento, como si quisiera darme palabras de consuelo... aunque nos la había, y las dos lo sabíamos muy bien.

-Bien. Ah... y, lo lamento, Abi. Eres una buena mujer, y habría estado de acuerdo si Min Hyuk quería salir contigo, pero... no tiene ojos para nadie más que Eun Ji, ¿Lo sabes, verdad?

Sólo asentí, no venía al caso explicarle que, a pesar de saber eso, mis sentimientos por él no habían cambiado, pero tendría que hacerlo pronto para seguir adelante sin sentir que mi corazón se estruja a cada momento.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora