┃Capítulo 36┃

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O eso quise creer, después de unos minutos en las aguas termales en el spa, me sentía con la mente ligera y las piernas flojas. Bae Hyun dijo que después del baño nos encontráramos en la zona dispuesta para los sillones masajeadores. Me encaminaba hacia allí, con la vestimenta típica de un spa coreano: remera mangas cortas y pantalones hasta las rodillas, bien holgados y monocromáticos: gris y verde, para ser precisa. Todos usábamos los que paseaban a mi alrededor vestían igual, y había algo relajante eso...

-Creo que el baño te ha relajado demasiado, si caminas así vas a chocar con algo o alguien.

Aunque no debería, Bae Hyun destacaba entre el resto, ya sea por su altura o su complexión. Y también brillaba como un diamante.

-¿Cómo estaba caminando?

-Así-me imitó, encorvándose un poco y aflojando los brazos y arrastrando los pies. Muy a mi pesar, solté una risita.

-Yo no camino así.

-Sí que lo haces. Vamos. Ambos necesitamos un buen masaje.

No pude negarme a eso, y fuimos hasta los sillones. Me senté en uno: este vibraba ligeramente y había una especie de amasador con pequeñas piedritas que recorrían los puntos de contractura en todo el cuerpo. Ah. Esto era mi definición de cielo.

-¿Hace cuánto que no vienes a este lugar?-preguntó Bae Hyun, y no me molestó que interrumpiera mi estado de serenidad absoluta.

-Uhm. Cuatro meses, creo.

-Es bastante.

-Uhm. Un poco. Quizás.

-¿Estás durmiéndote?

-Uhm. Un poco, sí.

Eso valió una risita, lo que me despertó. ¡Cierto! El idiota tenía un plan entre manos, no tenía tiempo para relajarme.

-Tengo hambre-dije de repente, y me levanté. Me quedaban dos minutos de masajes, pero como dije, no tenía tiempo para relajarme. Si Bae Hyun quería que cenara con él, lo haría. Y después cada uno a su casa.

-Pero...

-Iré a buscar una mesa o algo. ¿Sirven fideos ramen? Por supuesto que sí. Y esos huevos de color. También iré por uno de esos.

-Pero Abi...

-¡Te veo allí en tres minutos!

No le di tiempo a contestar o a que me llevara la contraria. Era importante para mí marcar una distancia. Ser los solteros de un grupo era... era una mala señal. Ya Sun Hee quería emparejarme con Bae Hyun, lo sabía cómo sé la cantidad de huevos que llevan los bizcochos y el merengue. Y el resto tampoco tardaría en hacerlo... sin tener en cuenta que él era un chaebol, un heredero de la realeza moderna, por decirlo de algún modo. Una familia así me vería a mí como un pasatiempo de su hijo. Y apuesto que Bae Hyun también me vería así, no podía verme de otra manera. Sonará trillado incluso para mí, pero personas como él, de la alta sociedad, sólo terminaba con personas de su mismo estatus social.

-Estás muy seria, Abi.

Él se sentó frente a mí, en la pequeña mesa baja que había encontrado en comedor común del spa. En ese momento me tomé el tiempo para verlo, no parecía un miembro de esa alta sociedad, con algunos mechones sin secar, la piel tersa y los ojos cansados.

-Tengo hambre.-parece que es la única respuesta que podía dar últimamente.

-La comida está frente a ti, tus fideos se van a sobre cocinar si sigues mirándolos así.

-Me quemé la lengua.

Otra risita, y por fin tuve el valor de verlo a los ojos, trataba en vano de no reírse otra vez de mi estupidez.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora