┃Capítulo 52┃

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Al otro día seguí con mi rutina normal, sólo interrumpida por un mensaje ocasional de Bae Hyun preguntándome qué estaba haciendo, y yo le contestaba que horneando, y él me preguntaba qué horneaba, y yo le contesté galletas de miel, y él pidió que le reservara una docena. Yo le contesté que no tomaba pedidos online, Sun Hee se encargaba de esa parte. Él volvió a preguntar si no le podía tomar el pedido, ya que era uno de los clientes favoritos de la pastelería. Yo le contesté que no se creyera tanto y se comportara como un cliente normal...

-¿Con quién estás hablando en horario de trabajo, querida Abi?

El celular casi se resbala de las manos y sentí el corazón en la garganta.

-¡Sun Hee, no hagas eso!

-¿Hacer qué?-cuestionó, toda inocencia.

Salí del almacén de suministros, con el celular en la mano, que volvió a vibrar con otro mensaje de Bae Hyun, pero no me atreví a leerlo delante de mi amiga.

-Darme un susto de muerte. Estaba... uhm, anotando unas cosas para no olvidarme.

-¿Ahora las anotas en el celular? ¿Y tu cuaderno...?

-No lo encontraba y... ¡Oh, ahí estaba! Qué tonta.-lo saqué, estaba debajo de un molde de cupcakes sin usar. Era un cuaderno tapa blanda común, de cien hojas. Se lo mostré a Sun Hee como si sacara un conejo del sombrero de un mago.

-Estás... no eres la Abi que conozco.

Ni yo me conocía, pero no tenía ganas de admitirlo.

-Estaba hablando con Bae Hyun ¿Si? Ahora me molesta por mensajes.

Los ojos de mi amiga se iluminaron como dos estrellas refulgentes.

-Entonces... ¿Ustedes están...?

-Estamos... bien. Es todo lo que voy a decir por ahora.

Ella un pegó un grito tan agudo que varios clientes asomaron la cabeza por encima del mostrador, pero no podían ver el gran abrazo de oso que me dio mi amiga chillona. Me estaba dejando sorda.

-Mereces ser feliz, querida Abi.

Yo también empecé a creer en eso por primera vez en mucho tiempo.

-¿Caminar hasta mi departamento va a contar como una segunda cita?

-Hay un local de comida y tienes la opción de pedirla para llevar ¿No? Podemos pedir algo y cenar en tu departamento. O fuera, como prefieras.

Era jueves, al final de nuestras jornadas laborales, otra vez cerca de las nueve de la noche. Bae Hyun usaba uno de sus trajes elegantes color zafiro, una camisa negra con los tres primeros botones desabotonados para mostrar su sexy clavícula (sí, tengo debilidad por las clavículas, y la de él era bastante... atractiva.)

No le había creído cuando me dijo que iba a esperarme en la parada del autobús, a tres manzanas de mi departamento, para caminar y acompañarme para cenar. A esta altura del partido no deberían tomarme por sorpresa sus actitudes, pero la verdad, una caminata en una tranquila noche de finales de verano era mi idea de una cita amistosa, relajada, sin presiones. Podíamos pasear, mirar a nuestro alrededor, y no sentir la presión de llenar silencios incómodos.

-Creo que estás demasiado cómodo en mi departamento. Hasta puedo pensar que pasas más tiempo en él que en tu propia casa.

-En mi casa hay un cuarto rojo, y ya que no quieres que ceda ante mis intenciones carnales, tu departamento es la mejor opción.

-¿Qué tienes un qué?-mi cuello giró tan rápido que sentí un tirón en el músculo.

-Por si no entendiste la referencia...

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora