Sabía que el frío congelaba los huesos, sabía que el abrigo de piel de oso sintético no era un buen rival contra él, pero aún así caminaba... por el mero hecho de hacerlo. No estaba tan en trance como para no saber dónde iba: mi destino era una parada de autobús, que estaba a seis cuadras del Museo y ya iba por la tercera...
Ah. Mi billetera, tarjeta de transporte, y el celular estaban en el bolso de Sun Hee...
-La madre que me parió.
Me resigné al destino, no tenía voluntad ni fuerzas para luchar, tampoco para volver sobre mis pasos e ir por mis pertenencias al Museo. Apenas si podía mantenerme en equilibrio ahora con los zapatos; el dolor de espalda y de tobillos me mataban, pero no era nada comparado al peso que sentía en mi corazón... que soportó bastante por una noche. Y por el resto de mis días.
Estaba bajando las escaleras de la cuarta cuadra cuando pisé el ruedo de mi vestido, y la gravedad hizo el resto: caí con todo el peso de mi cuerpo en una rodilla, luego rodé los últimos escalones y traté de amortiguar el golpe con mis manos, pero no fue suficiente, aún así mi cara dio contra el piso frío.
Grité, enojada y frustrada. Ahora sí que me dolía algo más que mi corazón... y este era un dolor más físico que emocional.
-Agh. Esto es el colmo. ¿Qué más puede pasarme?
Logré ponerme en pie con mucha dificultad... y mi tobillo no resistió el peso de mi cuerpo y tuve que sujetarme de la pared. La abertura del vestido me permitió admirar el raspón en mi rodilla izquierda, y ardía como el infierno al mínimo movimiento. Tenía la opción de quitarme los zapatos y caminar descalza las cuadras que me quedaban... pero era para contraer una gripe mortal, y tenía que trabajar estos días, los pedidos no podían atrasarse.
Así que arrastré mi patética existencia, valiéndome de la pared para no caerme. Al menos este dolor me haría olvidar los últimos sucesos de la noche.
Estaba pensando en este dolor y en lo tranquila que era la noche, pasaban autos cada dos por tres, pero sólo uno rompió el silencio con un sonido de ruedas chirriando, paró a varios metros de distancia, y alguien de traje salió de ahí para caminar directo hasta mí dando pasos largos y decididos.
-Ah, no te la puedo creer.
-¡Abi! ¿Pero qué...? ¡Ah! ¡Tu rodilla! ¿En qué rayos estabas pensando para irte del Museo sin tu celular ni tu billetera? Bueno, eso no importa ahora. Vamos. Te llevaré al hospital para que te vean esa rodilla. ¿Te caíste de esas escaleras? Seguramente tu tobillo está lastimado también...
Bae Hyun hizo el intento de sujetarme para ayudarme a caminar, pero no se lo permití.
-¡Te dije que no me tocaras, te dije que te arrepentirías si lo hacías! -grité, grité tan fuerte y tan enojada que mi garganta dolía... o quizás no era por el grito en sí, era por todos los sentimientos acumulados.
-Tranquila, yo sólo...
-¿¡Tú sólo qué!? ¿Querías hacer tu acto caballeroso del día? ¿¡Qué!? ¿¡Qué querías!?
Mi mal carácter sólo podía colisionar con el suyo, él también explotó:
-¡Sun Hee me pidió que viniera a buscarte, mujer idiota! Olvidaste tu celular y tu billetera. ¿¡Cómo pensabas volver a tu casa a esta hora y con este frío, eh!?
-¡No me llames mujer idiota! ¡Aquí el único idiota eres tú!
-¡Eres una mala agradecida! No voy a permitir que me hables de esa manera. ¡Soy un año mayor que tú, merezco respeto!
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Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADA
RomantizmTomar la decisión de mudarte a otro país no es fácil, pero Abril lo venía pensando desde hace tiempo, no porque le gustara los dramas y estuviera obsesionada con un grupo de K-pop que iba a separarse pronto... no. Quería una vida nueva, empezar desd...