┃Capítulo 109┃

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Desperté sin saber dónde estaba, busqué el celular por instinto en la mesa de luz al lado de mi cama, lo encontré y me costó enfocar para ver la hora, cuando lo logré tuve que restregarme los ojos con fuerza.

-¿¡Queéeee!? ¿¡Taanto dormíi!?

Eran las siete de la tarde. Lo primero que pensé fue que mi alarma no sonó para ir a trabajar, me levanté con torpeza porque mis piernas estaban enredadas con las sábanas.

-Mierda, mierda, mierda. Me re dormí. Ropa. ¿¡Dónde está mi ropa!?

Salí de mi habitación e iba a deslizarme con rapidez hasta la cocina cuando noté que Bae Hyun estaba de pie en el umbral de la habitación de invitados.

-Veo que no perdiste esa costumbre de despertar como si tuvieras hormigas en los pantalones.-dijo con una sonrisa suave, mirándome con cierta ternura y nostalgia a la vez.

Todos los recuerdos de lo sucedido horas antes golpearon con fuerza: la migraña, los sentimientos encontrados... y toda la presencia de Bae Hyun en sí.

-¿Por qué no me despertaste?

-No tenía el valor para hacerlo. Te veías tan tranquila... incluso roncabas.

-¡Yo no ronco!-fue lo primero que me salió decir, luego sentí un escalofrío en todo el cuerpo y me di cuenta que estaba descalza y en pijama, el cual consistía en un pantalón corto y una camiseta mangas cortas de color rosa y estampado de gatitos.

-Tampoco perdiste la costumbre de usar pijamas tiernos y de verano en pleno invierno.

-Sí... bueno... es...-me sentí más horrorizada por sonrojarme que por estar en pijama frente al hombre que me vio con menos que eso, carraspeé y añadí.-voy a cambiarme.

Quería conservar la poca dignidad que me quedaba, por lo que volví a ingresar a mi habitación y busqué ropa abrigadora, porque también recordé mi promesa.

Todavía no entiendo por qué le ofrecí ir al mirador en primer lugar, quizás la migraña me hizo delirar más de la cuenta. No obstante... quizás estar al aire libre me ayudaría a sentirme menos sofocada por su presencia.

Salí de la habitación con ropa abrigadora, solo restaba terminar de enrollar la bufanda en mi cuello. Bae Hyun estaba sentado en la cama, cuando me vio salir se puso de pie inmediatamente y tenía una mirada confusa.

-Bien, ya estoy lista para ir al mirador. ¿Nos vamos?

-¿Ahora?

-Sí. Ahora.

-Pero... ni siquiera almorzaste... o cenaste...

-Podemos comer algo en el camino. El aire fresco siempre me ayuda después de una migraña.

-¿Estás segura?

-¿Crees que te propondría salir si no me sintiera bien?

Él dudó en contestar, todavía pensaba que olvidaría mi dolor con tal de cumplir con una promesa. Suspiré con toda la resignación que podía reunir después de una siesta de casi diez horas.

-Necesito salir, Bae Hyun. La migraña desapareció, estoy bien.

-Bien. Te creo. Tu semblante está mucho mejor que esta mañana.

-¿Lo ves? A veces dormir es la mejor medicina.

Intentó discutirlo mientras salíamos de mi departamento. Llevaba el mismo tapado largo y negro de cachemir, el que le daba un aspecto elegante y de gran ciudad. Al menos mantenía eso en él, su elegancia, en todo lo demás era impredecible para mí, no saber qué esperar despertaba ese tipo de ansiedad que no quería en mi vida. Podía tener ansiedad por el trabajo, por no siempre llegar a fin de mes, pero ansiedad por un amor que se marchitaría ante la primera ventizca no era necesaria en mi vida ahora.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora