┃Capítulo 11 ┃

400 39 0
                                    

El día antes de nuestra salida de chicas, noté que Min Hyuk no tenía su sonrisa tan habitual; no era luminosa ni alegre, era más bien una forzada, que ocultaba lo que él realmente sentía, hasta que recibió una llamada. Yo volvía de la calle, con bolsas de compras, nos habíamos quedado sin almendras, y sugerí ir a buscarlas porque de paso caminaba y respiraba el aire frío del invierno.

-¿De verdad vas a venir?

Me detuve en el marco de la puerta de la entrada de la cocina, brindándole algo de privacidad... pero me fue inevitable no escuchar.

-Sí... sí, por supuesto que te extrañé... claro. Sí, Eun Ji. Sun Hee estará feliz de verte ahí, y yo también...

Era una escena interesante, la verdad: estaba sonrojado, con una sonrisa de enamorado... la cual era nueva para mí: vi su sonrisa divertida, de picardía, hasta de cuando quiere brindarte consuelo, pero la de enamorado era completamente diferente.

Me dolía verla. El fantasma de su primer amor ya no era eso... y provocaba que Min Hyuk diera pequeños saltitos, como un niño pequeño que estaba feliz por recibir el regalo que tanto había esperado...

-Sí. Mañana te buscaré en el aeropuerto. Sí. Nos vemos. Adiós.

Cerró los ojos y lanzó un puño al aire, desbordando felicidad. No tuve fuerzas para seguir viéndolo, así que me oculté tras la puerta y traté de mantener mis emociones en orden. Respiré profundo y salí, Min Hyuk seguía con su bailecito de felicidad, no notó mi entrada y que pasé al depósito para dejar las bolsas ahí. Notó mi presencia cuando fui a lavarme las manos en la cocina, ya con mi chaqueta de trabajo.

-Oh, Abi. Regresaste.

-Sí.-evité su mirada y fui a mi zona de trabajo, donde tenía unas flores de pasta comestible en proceso, hice el intento de continuar... pero no pude evitar voltear y mirarlo, seguía sonriendo enamorado.-¿Sucedió algo importante?

A lo largo de estos meses en los que trabajé con él, no fue difícil mantener una relación jerárquica de jefe y empleada, no obstante, ese límite se atravesaba de vez en cuando: nos contábamos nimiedades de la vida, opinábamos sobre noticias recientes de la ciudad, sobre la sociedad en general, le contaba cómo era la vida en Argentina y él siempre se mostraba curioso y atento con eso, y la comparábamos con la vida en Corea. No existía una brecha cultural. Y desde mi primera noche de borracha con Sun Hee, él se mostró mucho más... dulce, de hecho también me miraba diferente. Por un momento pensé que por fin me miraba como una mujer, una mujer capaz de conquistar su corazón, no obstante, con la llegada de Eun Ji, esa esperanza ya está desterrada.

-¿Por qué lo dices? –contestó, haciéndose el tonto.

-Por esa sonrisa tan feliz. Debe ser algo muy bueno.

-De hecho, sí. Eun Ji... uhm. Creo que no te hablé de ella.

-No. Hasta ahora no.

-Bueno. Ella vendrá mañana para la exposición de Sun Hee.

-¿Es tu novia? –esbozar una sonrisa picarona, con el corazón roto, fue una tarea monumental. Traté de sentir ternura por el rojo que viajó de su cuello a sus mejillas, pero sólo sentí más peso en mi corazón.

-No sé...-soltó una risita nerviosa, y se rascó la nuca, miró al vacío y luego directo a mis ojos, con un poco más seguridad-hemos estado separados por dos años... pero sí, puedo decir que es mi novia-esta vez su risita fue vergonzosa, tierna.-fue una relación a distancia.

-Ah, comprendo.

-¿Debería ir a cortarme el cabello? Sé que está largo...-hablaba para sí mismo-sí, quizás deba...

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora