Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADA

┃Capítulo 50┃

Pero no fue posible. En algún momento debí cansarme de pensar tanto, porque cuando abrí los ojos el sol ya se infiltraba por las cortinas. Me levanté abruptamente, mi cuello resintió el movimiento.

-Uuhmm.

Bae Hyun se removió, todavía dormido, y llegué a su lado. Abrió los ojos, la luz debió molestarlo porque volvió a cerrarlos y a removerse.

-Ssshh.-lo tranquilicé, acariciando su frente con los dedos.

-Agua.

No tuve que preguntar dos veces, me apresuré a servirle el vaso con agua que había en la otra mesita a su lado. Primero subí la cabecera de la cama para que no se ahogara, y él bebió tres tragos antes de volver a abrir los ojos.

-¿Abi?

-¿Quién más, idiota?-salió de mi alma, y necesitaba decir algo que me hiciera volver a lo que éramos antes.

Él pestañeó varias veces, tratando de enfocarme, o quizás pensaba que era un sueño.

-Lo siento-suspiró.

-¿Por qué?

Para sentirme útil, dejé el vaso sobre la mesa y la acomodé, aunque no era necesario hacerlo. Sólo quería huir de su mirada unos segundos.

-No es la primera cita que había imaginado. –otro suspiro, y dejó caer la cabeza en la almohada.

-Uhm.-atiné a decir.- tu asistente vendrá en un rato, me dijo que le iba a avisar a Min Hyuk, yo ya hablé con Sun Hee, y vendrá a visitarte por la tarde...

-Abi...

-No sabía a quién más contactar además de los hermanos Cha. Lo único que alcanzaste a decirme fue que hablara con Tae Hyung. ¿No quieres avisar a nadie más...?

-Abi...-insistió.

Tuve que verlo, mientras parloteaba iba de un extremo a otro, de la mesa al sillón y del sillón a la mesa.

-No sé nada sobre ti, Bae Hyun. Absolutamente nada.

-¿Eso es lo que más te preocupa?

-¡Te desplomaste en medio de la calle, cerebro de pato!-exploté- y sólo me dijiste que hablara con tu asistente, cuando lo más lógico sería que llamara a tu madre o alguien más cercano. ¿No tienes...?

-Tae Hyung es el único en el que confío ahora. Mi familia y yo... es algo complicado de explicar.

No pude contestar nada a eso. No encontraba las palabras correctas, y no quería dejar que mis emociones me dominaran.

-Bien. Comprendo. Entonces te dejaré descansar, necesito volver al trabajo.

Estaba recogiendo mi bolso y mi chaqueta que usé como almohada en el sillón. Necesitaba huir, necesitaba alejarme...

-Abi...

Ya me faltaba metro y medio para llegar a la puerta, y el tono de súplica en su voz me detuvo. Cuando me giré para verlo noté que intentaba incorporarse. Regresé a su lado para impedírselo.

-No te muevas, Bae Hyun, necesitas descansar.

-No quiero que te enojes así conmigo.

Aunque traté de impedirlo, él se sentó, pero noté que no tenía la estabilidad para mantener la cabeza quieta, era como si no tuviera fuerzas para estar sentado, y eso me dolió.

-No estoy enojada-repliqué, y traté de empujarlo para que se acostara.

-Lo estás-afirmó. Tuvo la fuerza para descansar su mano en mi mejilla.