┃Capítulo 54┃

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Cuando terminamos, llevé las tazas y los platos al fregadero mientras Bae Hyun iba al baño. Traté de no invadir mi mente con pensamientos de todo tipo, pero no podía pasar por alto que era pura energía nerviosa en movimiento cuando él no estaba cerca. Decidí quemar parte de esa energía lavando las tazas y los platos a la velocidad luz, a esa misma velocidad llegué a mi habitación para cambiar mi ropa holgada de entrecasa por los jeans y camiseta cómoda para el trabajo. Estaba saliendo de mi habitación, renegando porque no podía terminar de atar mi largo y pesado cabello en una cola de caballo.

-Déjame ayudarte.

Me tragué el susto a duras penas. Bae Hyun recién salía del baño, con la cara lavada y algunos mechones húmedos bailando por su frente. Suspiré, él siempre sería guapo sin importar qué, mientras que yo debía pasar por un salón de belleza y una sesión de compras con Sun Hee para verme más o menos decente.

-Hombre de múltiples talentos, señor Bae Hyun. ¿Quemas tostadas y ahora quieres ser estilista?

Él se encogió de hombros, con una sonrisa divertida mientras se acercaba.

-Puedo hacer una cola de caballo. Voltea.

Obedecí su suave orden sólo porque estaba resignada y bastante apurada para llegar mi trabajo. Podría peinarme en el autobús, o quizás en la misma pastelería, pero cuando él masajeó brevemente mi cuero cabelludo antes de alizar mis largos mechones con los dedos, retiré esas ideas de mi mente y dejé que me peinara.

Esto debía contar como parte de sus mimos, y se sentía... bastante bien. Demasiado bien.

-Huelo vainilla... y azúcar.

Su voz era un murmullo, y no noté cuan cerca estaba hasta que noté el calor de su torso quemándome la espalda.

-Sí... bueno, tuve un pequeño encuentro con azúcar ayer. Jeon Ji... activó la mezcladora demasiado pronto y nos saltó azúcar a las dos.

-Uuhm-murmuró, sin decir otra cosa mientras peinaba con los dedos para armar la cola de caballo. Tenía la goma para atarlo en mi mano, y la alcé para dársela, él la tomó y ató en dos vueltas, lo que, considerando mi cantidad de cabello, el peinado no duraría mucho.

-Gracias, Bae Hyun, pero tienes que...

Sólo había volteado para señalarle que necesitaba mínimo tres vueltas para sostener el peinado, pero él, de improvisto, apretó mi nuca e inclinó su cabeza para darme un beso que era capaz de robar hasta el hipo.

Este era él cediendo a sus intenciones carnales. Y por unos cinco segundos, no hice nada para detenerlo. De hecho, él fue el que se apartó primero.

-Lo siento. La vainilla me vuelve loco.

-¿La vai...nilla qué?

-El aroma. Y siempre hueles a vainilla. Me enloquece.

Sólo pude pestañear y sentir el choque de nuestras respiraciones agitadas. Di media vuelta, me había besado mientras le daba la espalda, y todavía su mano estaba enterrada en mi cabello, la cola de caballo terminó de deshacerse con el movimiento.

-Yo... uhm. Te dije que la esencia de vainilla es fundamental en todas mis recetas.

-Lo sé-sonrió, pero cerró los ojos y su gesto era el de alguien que tiene que soportar un gran dolor.-me iré primero ¿Sí? no tengo dominio sobre mis acciones en este momento. Prometo llamarte para concretar la tercera cita.

Liberó mi nuca y fue por su saco que estaba en el sillón. Yo sólo seguía en el mismo lugar, y antes de que él girara la perilla para salir de mi departamento, decidí ceder a un impulso por primera vez en mucho tiempo. Dije su nombre en voz alta, él se detuvo, corté la distancia que nos separaba dando largos pasos y, dado que era más alto, me puse de puntitas y lo besé. Hasta tuve la osadía de poner mis manos en sus mejillas e inclinarlo un poco más hacia mí. El beso duró cinco segundos exactos.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora