┃Capítulo 125┃

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Los sueños no ayudaron a calmar mis emociones inquietas, desperté varias veces durante la noche con el corazón desbocado, con sudor en la frente, cuello y pecho, tuve que levantarme cada vez para refrescarme la cara y quitarme el sudor del cuerpo, por suerte no me crucé con Bae Hyun en ninguna de las ocasiones, tampoco quería saber donde se encontraba para evitarlo a propósito, ya superé mi nivel de cobardía por un solo día.

El amanecer iluminó mi habitación horas más tarde y yo tenía la mirada fija en el techo, era muy difícil conciliar el sueño con el corazón desbocado, recurrí a la meditación, a la respiración consciente, pero nada funcionaba cuando el nivel de ansiedad era tan alto.

Mi psiquiatra me daría un buen sermón cuando regresara a casa, si bien ya no dependía de una dosis constante de ansiolíticos, tenía que recurrir a la dosis de emergencia para casos donde definitivamente no tenía el control sobre nada... dosis que no traje porque no pensé que las necesitaría.

Sí, definitivamente tenía que prepararme para un sermón, y no solo de ella, sino de mis amigos y familia...

Suspiré con hastío, ya no tenía sentido dar vueltas en la cama con el sol anunciando el nuevo día, tampoco atrasar el encuentro con Bae Hyun, que seguro estaba despierto desde temprano, su rutina consistía en levantarse antes del amanecer para hacer ejercicio, darse un baño, desayunar y partir al trabajo, todo antes de las ocho de la mañana... era igual de disciplinado que yo en ese sentido, y considerando su estado físico, esa disciplina daba sus frutos.

Suspiré otra vez, con una dosis extra frustración por no tomar la iniciativa para levantarme y empezar la búsqueda de algo para desayunar.

Aunque consideré darme un baño primero, era la mejor forma de empezar el día con otra perspectiva.

Superé mi estado indeciso y me levanté para ir directo al baño, gracias a la falta de sueño mis pasos eran desganados, y estaba refunfuñando por dentro sobre la distancia entre mi habitación y dicho baño, ya que se encontraba en la primera planta, tenía que subir unas escaleras de madera color caramelo que siempre estaban lustradas.

La habitación principal estaba en esta primera planta, junto con una sala de juegos, karaoke, y unas máquinas de ejercicio, su versatilidad no la hacía parecer caotica, sino todo lo contrario, porque los ventanales que daban al exterior te permitían admirar el paisaje exterior, armonizando con la sala. Era un buen lugar donde pasar un día de ocio y tranquilidad, estaba considerando la idea de ir después de desayunar para admirar el paisaje con una taza de té y un libro, ya que estos estaban dispersos en estantes flotantes por toda la casa.

Sí, era una buena idea y una buena forma de evitar a Bae Hyun todo lo posible hasta que recuperara mi estabilidad emocional.

Pero el destino no estaba de mi lado cuando llegué al baño, justo cuando me disponía a abrir la puerta, esta se abrió por sí sola, y salió un Bae Hyun recién bañado, cubierto por una bata cuyo corte en V permitía admirar parte de la clavícula y esternón.

Si piensan que mis hormonas dormidas pueden alborotarse por esa visión... están en toda la razón, y no ayudaba que tuviera los mechones húmedos y despeinados sobre la frente. Ese peinado siempre fue mi debilidad porque le daba la imagen contraria a la elegancia y la pulcritud.

-¿Ya estás despierta?

No, camino dormida a propósito para encontrarte medio desnudo y alborotar mis hormonas.

Sólo asentí como respuesta, él salió para cederme el paso, el aroma que desprendía su cuerpo era fresco, como la lluvia en una tarde de verano, y a menta, que era el olor de su espuma de afeitar.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora