┃Capítulo 66┃

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El baño no era del tamaño de mi departamento, era un baño tamaño estándar, por decirlo así. Con ducha y una bañera, gabinetes blancos y plantas de interiores para darle vida al lugar. Como él prometió, había toallas limpias, cepillos de dientes en su paquete sin abrir y cajas con dentífricos. Traté de no pensar mucho en eso y le hice caso al cansancio de mi cuerpo, entré y me dí una ducha de diez minutos, disfruté del agua caliente y me quité las babas de Pompón y lo que ya traía de la pastelería: azúcar y harina. Después de secarme llegó el momento de ponerme el pijama... el cual, como había supuesto, me quedaba enorme. De por sí usaba ropa holgada, pero esto era la ropa holgada de un hombre de un metro ochenta con hombros anchos y tonificados.

No vayas por ahí, no vayas por ahí.

Arrastré mis pies hasta la cama de plaza y media, me dejé caer en el centro, boca arriba, y tuve que darle la razón a Bae Hyun que dormir en este colchón era mejor que dormir en el que estaba en mi departamento. Mi cuerpo parecía flotar en una nube, pero podía sentir la firmeza de la goma espuma en mi espalda.

Escuché tres toques en la puerta, sólo tuve las fuerzas para mascullar:

-Adelante.

-Deberías comer algo antes de dormir.

-¿Puedo comer mañana?

-¿Duermes con el pelo mojado?

La voz de Bae Hyun sonó bastante cerca, estaba al costado de la cama, y el aroma de recién duchado invadió mis fosas nasales y me obligó a abrir los ojos.

No fue una buena idea, tenía el cabello desparramado sobre la frente, dándole un aspecto más juvenil y risueño. Mis órganos internos empezaron a bailar un cha cha cha.

-Sólo está un poco húmedo...

-No es bueno dormir así, te puedes resfriar. Ahora regreso.

-¿Eh?

Sólo pude observarlo marchar, tenía un pijama negro de seda, le quedaba suelto pero no tan suelto como a mí, se ajustaba a su altura, y a todas sus extremidades.

Regresó pocos minutos después con un secador para el pelo de color negro. Me ayudó a ponerme de pie, no tenía fuerzas para existir y él insistía en secarme el pelo... era una fuerza a tener en cuenta. Había un tocador en la esquina de la habitación, me senté frente al espejo y conectó el secador en el enchufe de la pared lateral. El silencio debería incomodarme, pero él estaba tan concentrado en la tarea que me daba pena molestarlo, no tenía nada inteligente para decir, sólo quería que mis pensamientos dejaran de fluir como en una cascada estrepitosa.

Pero, al final, con los dedos de Bae Hyun peinándome, dejando fluir los mechones entre sus dedos mientras me daba el aire caliente del secador, no me daba tiempo para pensar, sólo relajarme al punto que no podía mantener los ojos abiertos.

-Listo, ahora está perfectamente seco.

-Uuuhm.

-¿Estás durmiendo?

-Un poco, sí.

Pude notar su sonrisa a través de la neblina de mi sueño. Me sujetó por los hombros y me ayudó a ponerme de pie.

-Fue un día muy largo, bonita. Te dejaré dormir por ahora, pero mañana tendrás un buen desayuno.

-Okeey.

No sé cómo llegué a la cama, lo último que supe es que estaba arropada bajo unas mantas calentitas, y las almohadas eran esponjosas y suavecitas. ¿Y que podías hacer cuando estabas literalmente flotando en una nube?

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora