El dolor de cabeza no remitió mientras trabajaba, no puedo decir que empeoró, pero era una molestia constante.
-Deberías ir al médico, jefecita.
Lorena me observaba con preocupación desde el umbral que separaba la cocina del mostrador, y yo suspiré por milésima vez desde que empecé mi jornada laboral hace dos horas.
-Estoy bien, ya tomé algo para el dolor.
-¿Y si tomás otra dosis?
-No hace falta, Lore.-traté de sonreír, aunque ambas sabíamos que era solo para tranquilizarla.-dormiré una siesta más tarde y se me pasará.
Ella no parecía muy convencida, pero no pudo continuar con la discusión porque ingresó un cliente y tuvo que atenderlo. Cuando se fue me permití masajear mis sienes con la vaga esperanza de que eso aliviara el dolor y todas mis preocupaciones... las cuales tenían nombre y apellido, por supuesto.
Esto era lo que no quería, precisamente. No quería darle mis pensamientos, no quería pensar en él... no obstante, era inevitable, recordaba todo como si hubiera pasado solo segundos antes.
-¡Oh, mi cliente favorito regresó!
-Hola, señorita Lorena. Apuesto que le dices eso a todos los clientes.
-Más o menos, conozco a la gran mayoría, y todos ocupan un cálido lugar en mi corazón.
Bae Hyun rió con suavidad ante el tono sentimental y lleno de dramatismo de mi empleada.
El dolor explotó en mi cráneo, era lo único que me faltaba.
-¿Va a querer lo de siempre?
-Sí... y... ¿Abi está en la cocina?
-Así es, pero no está de buen humor, está más gruñona que de costumbre.
-¡Lorena!-no pude evitar chillar.
-Se lo dije. Está gruñona porque le duele la cabeza, pero no me quiere hacer caso, le dije que puede tomarse el día e ir al médico...
Esto no puede estar pasando.
Deslicé la cortina que separaba los ambientes como si fuera el portazo que tanto deseaba dar.
-¿Lorena?
-¿Sí, jefecita?
-¿Estás deseando una reducción de sueldo?
-No precisamente, pero ya que el señor Song está aquí, quizás pueda decirme la causa de tu mal humor...
-¡Él no sabe nada!
-¿No?
Ambas lo miramos como si recién nos diéramos cuenta de que seguía ahí, el tono que utilizó fue desafiante, hasta tenía una ceja alzada para confirmar que no estaba dispuesto a ser excluído de la conversación.
-¿Qué estás haciendo aquí?-pregunté en coreano.
-Para comprar galletas, y para confirmar si desayunaste algo.
-¡No puedes hablar en serio! ¿Por qué te importa si desayuné o no?
-Porque te conozco y sé que prefieres priorizar el trabajo y no tu salud.
-Tú... idiota pretencioso... no uses ese tono condescendiente conmigo.
-¿Cuándo soné condescendiente?
-¡Justo ahora! No necesito que actúes como si yo no tuviera sentido común o como si fuera incapaz de tomar mis propias decisiones.
-¿Quién es la que vino a trabajar a pesar de tener un fuerte de dolor de cabeza?
ESTÁS LEYENDO
Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADA
RomanceTomar la decisión de mudarte a otro país no es fácil, pero Abril lo venía pensando desde hace tiempo, no porque le gustara los dramas y estuviera obsesionada con un grupo de K-pop que iba a separarse pronto... no. Quería una vida nueva, empezar desd...