┃Capítulo 140┃

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A veces mis sueños eran confusos, otras veces eran muy vívidos y despertaba con el corazón desbocado. En ambas ocasiones lo único que me tranquilizaba era percibir la calidez del cuerpo de Bae Hyun junto al mío.

Esta vez no fue la excepción, el sueño no fue vívido, sólo fue una sucesión de imágenes de ambos secuestros, donde solo percibía el miedo, la angustia y la impotencia por no ser lo suficientemente fuerte para liberarme por mis propios medios.

Desperté con los ojos bien abiertos y con la respiración agitada, quería captar todo mi entorno aunque no podía procesar ni recordar donde me encontraba...

-Sssh, sshh. Aquí estoy, tranquila.-murmuró en coreano con voz ronca y adormilada.

Percibir el calor de su cuerpo en mi espalda me hizo suspirar con alivio.

-No quería despertarte...

-No lo hiciste.-restregó la mejilla cerca de mi oreja, y me apretó contra su torso cuando rodeó mi cintura con el brazo.-estaba notando que tus quejidos mientras duermes remitieron bastante... aunque eso no parece un indicador para saber si tendrás una pesadilla o no.

-Uhmm...-murmuré, pensativa, mientras acariciaba el brazo que me rodeaba por la cintura.-tengo que trabajar en eso, evidentemente.

-Al menos puedes dormir por varias horas y no de manera intermitente... es lo único bueno.

Estiré el brazo para agarrar el celular en la mesita de luz, quería ver la hora: las cinco a.m. sí, dormir cuatro horas de corrido era un buen progreso... aunque no vería el verdadero progreso hasta dormir sola, sin el calor de Bae Hyun como único consuelo de mis emociones y pensamientos huracanados.

-Tenemos que volver a dormir, en esta casa no se levantan hasta después de las ocho cuando es fin de semana...

-¿Si?

-Sí, y ya que es sábado también podemos dormir un poquito más... ¿¡Qué haces!?

Aunque hasta ese momento hablé en susurros, cuando Bae Hyun introdujo la mano que me rodeaba por debajo de la camiseta de algodón, mi voz se elevó un tono.

Igual que el resto de mi temperatura corporal.

-Volver a dormir, pero con una comodidad extra.-su tono se mantuvo bajo... y casi neutro, pero no necesitaba girar mi cabeza para comprobar que sonreía como todo un seductor sin escrúpulos.

-¿¡Sujetar un pecho es una comodidad extra!?

-Por supuesto.

Dicho y hecho, su mano grande y masculina se posó en mi pecho... y no llevaba sujetador.

No era la primera vez que se tomaba esta libertad, durante nuestra estadía en el hospital hizo lo mismo a pesar de mis protestas... que más las hacía por pura costumbre que por el hecho de que no me gustara que dejara su mano ahí.

-Uhm... bien, si esto te ayuda a dormir mejor... entonces lo acepto. Descansa bien, Bae Bae.-logré decir con voz digna, a pesar que mi pulso estaba disparado y él debía percibirlo al tener la mano en el pecho izquierdo.

-Descansa bien, amor.

Él soltó otro de sus suspiros felices y como no podía ver su cara... sólo pude advinar que se quedó dormido por su respiración pausada. Lo imité a pesar que mi mente estaba a mil por minuto, ya que el contacto de su mano era cada vez más cálida... igual que las otras veces, pero en el hospital tenía la ventaja de que los antibióticos que nos administraban nos hacía dormir con más rapidez, y si él hacía un movimiento, ya sea voluntario o no, no importaba mucho.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora