┃Capítulo 77┃

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¿Esa no es Abi?

-Omo, omo, vamos, chicas, no es el momento...

Esas voces se filtraron en mi cerebro, que básicamente estaba reacio a ordenarle a mi cuerpo a separarse de Bae Hyun, pero lo hice, y al ver las sonrisas pícaras de Sun Hee, Jeon Ji y Ma Il, me sonrojé hasta las orejas.

-Hola, chicas.-las saludó Bae Hyun dándose media vuelta, pero se quedó a mi costado, abrazándome por la cintura.

Eso provocó que mis chicas se sonrojaran y Sun Hee diera uno de sus famosos chillidos de emoción.

-Ay, queríamos darle a Abi una sorpresa, pero ya veo que ustedes están muy ocupados, tortolitos.-la sonrisa de Sun Hee se volvió más pícara de lo que debería ser, y yo me oculté en el cuello de Bae Hyun, el único refugio que tenía al alcance.

-Matenme.-murmuré.

Él soltó una risita y besó mi frente, lo que provocó que las chicas hicieran el sonido de contener la respiración y murmuraran emocionadas. Oh, maldita sea, los coreanos no son de demostrar afecto en público, apenas van tomados de las manos, y este espectáculo que ofrecíamos era digno de esos chillidos de emoción.

-Te mereces un día con tus chicas, Abi.

-¿Eh?

-Tengo que trabajar.-sus ojos manifestaron mucho pesar, y dio un apretón dulce a mi cintura-si no fuera por eso, te robaría por el resto del día... pero Sun Hee me mataría.-susurró.

-¡Escuché eso, Bae Hyun!

-¡Esa era la intención! Te cedo a Abi solo por hoy. Cuida que no haga esfuerzos físicos.

-¡Bae Hyun!-protesté, más por costumbre que por otra cosa.

Él me lanzó un beso junto con un guiño coqueto y descendió, seguro le ofreció a Sun Hee y a mis chicas una de sus sonrisas matadoras, porque se quedaron sin habla hasta que centraron su atención en mí otra vez.

Subieron los escalones de dos en dos hasta llegar a donde me encontraba:

-¡Eso fue lo más tierno que he visto!

-Yiaaaa, y se ve muy feliz. Le brillan los ojitos.

-Es el amor, chicas, es el amooor.

-Me alegra tanto verla tan feliz-Jeon Ji empezó a lloriquear-se ve muy feliz, señorita Abi.

Después de eso me invadieron con preguntas, parecían tres cotorras ansiosas por información, pero al ver que no me sacarían todos los detalles, se resignaron y juntas fuimos hasta la pastelería. Fue raro ir sin mi uniforme, como un cliente más; Sun Hee me vigilaba como una mamá gallina y poco le faltaba para cobijarme bajo sus alas. A pesar de eso, disfrutamos de un almuerzo dentro de la cocina, claro que las chicas después tendrían que volver al trabajo, pero la presión por lo horario no era tan asfixiante como otros días. Después del almuerzo, y ya que no quería estar en otro lugar, fui al mostrador e interactué con otros clientes, si les pareció inusual, no lo hicieron notar, y Sun Hee procuraba brindarles una atención rápida e eficiente.

-Las cosas se ven diferentes de este lado.-comenté, ya eran pasadas las seis de la tarde, y no había mucha actividad por el vecindario, todo se encendería a las siete, más o menos.

-¿Verdad que sí? te acostumbraste a estar encerrada en la cocina-dijo Sun Hee, estirando los brazos por encima de la cabeza.

-Lo sé.

-¿Qué se siente tener tiempo libre?

Le di mi mirada más enfurruñada, ella soltó una risita.

Mi nueva vida en Corea ┃Latinas en Asia┃FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora