#52

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9:00, en la mansión

Todos desayunaban, pero de pronto Acenix se puso pensativo y miró a Jon indicándole que era la hora.

– Chicos – habló el mago.

Todos le prestaron atención mientras seguían comiendo.

– Al igual que Raptor, quiero transformar a mi pareja en inmortal...

Todos miraron a Acenix y dejaron de comer por reflejo.

– Tendrán que decidir quién lo transforma en lobo entonces. – dijo Timba con confianza.

– Esa es la cosa, yo no seré lobo, yo seré vampiro.

Algunos comenzaron a toser con nerviosismo.

– ¿V-vampiro? – dijo Mike. – a ver, yo no puedo.

– Lo sabemos. – dijo el gato. – pensábamos en Trolli.

La atención se concentró en el pelinegro.

– ¿Yo? ¿Y por qué no Timba? ¿Rius es transparente?

– Rius es mas débil mentalmente que ustedes. – dijo Mayo. – elegir a Timba sería lo más tonto del universo, solo quedas tú Trolli, en verdad lo siento.

– Pero... madre mía... Acenix es mi amigo también, ¿Y si no despierta? Sería su asesino...

– ¿Sabías que hay una posibilidad de que su alma no sea compatible con la de un vampiro y no despierte? – comentó Rius.

– ¿¡Por qué no nos dijiste eso Mayo?! – reclamó Jon.

– Porque la probabilidad es de un 5%

Jon y el peligris se calmaron un poco.

– Como tranquilizas a todos, ¿Eh Rius? – se burló Mike.

– A ver, hay que ver las ventajas y desventajas también.

– El pollito tiene razón.

– No nos salgamos del tema, Trolli, ¿Te vez capaz? – preguntó Jon.

– Si te niegas está bien de todas formas. – agregó Acenix.

Trolli suspiró pesadamente, sabía porqué motivos no convertían en lobo al peligris. Tomó un sorbo de café y asintió.

– Gracias – agradeció Jon.

Continuaron con el desayuno, hasta que sintieron dos auras acercarse a la casa. Una era muy conocida, la otra era nueva, pero todos sabían perfectamente de quién provenía.

Se les formó una sonrisa al ver entrar al spartor.

– ¡Gordo! – saludó Mike.

Sintieron el olor a limón.

– ¡Pero miren a este peque! ¡Está echo una limonada! – rio Trolli.

Sparta saludó a todos con alegría.
Tenía curiosidad así que se puso a olfatear, sintió el olor al desayuno, la leche con chocolate de Mike, el pan con mermelada de Mayo, la tostada de Rius...

De repente sintió un olor a chocolate amargo, era Víctor. Después uno de café, obviamente Trolli. Mike era chocolate con almendras para variar. Rius olía a sandía, Timba a albahaca. Jon a mango, Acenix a manzana. Y finalmente: Mayo a cereza.

Entonces pensó que realmente Mayo y Víctor se complementaban, las cerezas con el chocolate amargo eran perfectas.

– ¿Es que aquí todos huelen a comida?

Algunos rieron.

– Hay excepciones, los vampiros con los que peleamos son un ejemplo: el líder olía a tabaco, y el famoso Tyler a azufre. – explicó Raptor.

De repente todos vieron una colita de lobo peluda y café como el pelo de Sparta moverse.

– ¿¡Que pedo?! – Sparta se vio y notó que le había salido una cola.

– Oh, que guapa Sparta, que guapa... – observó Raptor.

El menor se sonrojó y movió la cola sin querer hacerlo, eso era algo automático, como el ronroneo de Acenix.
Ahora le salieron unas orejas que se le perdían entre el pelo.

– ¿¡¡¿Que pedo?!!? – era demasiado extraño para él.

– ¡Está transformándose por completo! – gritó alegre el reptil.

– ¡¡Aaah!! – chilló al oír unos kilómetros más lejos a un auto chirriar.

– Tranquilo Spartita, solo debes aprender a bloquear los sonidos molestos.

– Si no quieres oírlos, no lo harás, ¿Comprendes? – preguntó Víctor.

– Sí – movió las orejas hacía diferentes ángulos, aún escuchaba sonidos de la ciudad, como motores o cosas así.

– No creo que puedas transformarte en un lobo por completo aún, es muy pronto, por ahora solo desarrollarás las orejas y la cola. – dijo Mayo.

– ¿Cómo las quito?

– Solo piensa fuertemente en qué quieres hacerlo, te saldrá en algún punto. – dijo Raptor.

Sparta hizo eso, le costó unos minutos conseguirlo, pero logro hacer que desaparezcan.

Se sentó en la mesa y el resto hizo lo mismo, pero al ver que agarraba los cubiertos se espantaron.

– ¡¡Sparta!! ¡No! – gritó su novio.

El menor no entendía, seguía sujetando los cubiertos, pero de repente sus manos le empezaron a picar, ese picor se transformó en un pequeño dolor y los soltó inmediatamente.

– Au... – se miró sus rojas manos.

– Pero bebo... Si te pasó ese detalle de la plata, ¿No vez que yo y Víctor comemos con cubiertos de madera?

– Me olvidé.

Raptor le tomó las manos y se las besó.
Víctor fue a buscar más cubiertos de madera, y Mayo fue por una crema que había fabricado para casos así.

Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora