Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ Yaoi

#76

Anteriormente...

– Voto por hablarlo con los chicos y sacarle información al otaku cuando vuelva.

– Eso haremos. – dijo decidido el vampiro azabache.

Fueron a hablar con los demás. Conversaron del tema, lo analizaron con cuidado. Llegaron a la conclusión de que el menor sí estaba embarazado, pero ya no querían pasar por lo mismo, así que no se ilusionaron y decidieron esperar hasta el regreso de Raptor.

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– Pasaré a buscarte a las 12:45.

– Ok, cuida que no descubran nuestro secretito. – dijo guiando la mano de Raptor hasta su vientre.

– Intentaré de que no lo hagan, pero son listos los muy desgraciados. – lo acarició.

– Mientras no te maten, estoy feliz.

– Adiós bebo. – retiró la mano y le dio un corto beso para después verlo desaparecer por los portones de la escuela.

El lobo condujo de vuelta a la mansión. Al ver todas las auras juntas en la sala de estar se temió lo peor. Entró a la casa y fue allá.

– ¿Haciendo una orgía sin mí? que maleducados. 

Mike se rio y le siguió el juego para jotear un poco.

– Que mal que no está Sparta, se nos pudo haber unido.

– Está muy chikito, tonto.

– Ya basta. – Trolli los calló.

– Que aguafiestas. – regañó el híbrido perruno.

– Raptor, ¿nos ocultas algo? – preguntó el azabache.

– ¿Eh? – analizó a los demás con la mirada. – no...

– Cuando nos fuimos de la casa, ¿Qué hiciste con Sparta? – preguntó Mayo.

– Jugamos a la play.

– ¿Qué cosa jugaron? – preguntó Víctor, que sabía lo que la tostadora quería hacer.

– Emm... GTA.

Mayo prendió la consola. Todos sonrieron menos Raptor, que puso cara de pánico. 

– Ahora veremos si dices la verdad. – comentó Acenix.

– Chicos, por favor no me maten.

Revisaron el historial de la fecha.

– Nadie jugó GTA ese día. – dijo Mayo.

– Mierda... – Raptor se estaba cagando del miedo.

– Ahora quiero la verdad. – Trolli se arremangó la camisa. – ¿Qué cojones hicieron en la noche?

– Comimos

– ¿Todo el rato hasta que llegamos? si mal no recuerdo, Sparta se estaba duchando. 

– Vale, no comimos nada.

– Si no fuera lo que creo que es, no mentirías.

– Ay... – se puso pálido.

– Estás más blanco que Rius. – rio el peliazul.

A los chicos les brillaron los ojos de una manera escalofriante.

– Por lo menos díganle a Sparta que yo hubiera sido un buen padre.

– ¡Lo admitió! – Víctor sacó las garras y los colmillos.

– Si ya lo toleraron una vez, háganlo una segunda. – pidió Raptor.

– Chicos, yo le dije al peque que no había tanto peligro, pero él nunca me dijo que lo harían ahora. Pensé que era curiosidad. – admitió la tostadora. – además fue hace tiempo.

– Quizás esto era inevitable. – Timba guardó los colmillos.

– Sí... – apoyó el pollo.

– Para mí es inaceptable. – aclaró Trolli. – nos descuidamos un segundo y ya te lo has preñado.

El vampiro recibió un potente puñetazo en la boca que lo hizo retroceder unos metros, pero saltó en el aire hacia atrás y cayó de pie. Algunos se sorprendieron por el golpe, otros se lo esperaban.

– ¡Oye! – Mike le sujetó la muñeca a Raptor. – ¿¡que le haces a mi novio?!

– Se dice embarazado, animal. – se soltó del agarre. – ¿Qué crees?, ¿Que me aproveché del bebo? te informo que él me lo pidió y le costó convencerme. ¿Crees que lo pondría en riesgo por un capricho mío? tuvo que explicarme bien lo que dijo Mayo, y aún así yo seguí con mis dudas. Al día de hoy todavía tengo algunas, pero ya todo está hecho. ¿Tienes idea del miedo que tengo de que algo salga mal y los pierda a los dos? es atemorizante pensar eso.

– Disculpa, no me expresé bien. – Trolli tranquilizó a Mike con una pequeña caricia. – oyendo lo que dices, acepto el embarazo.

El reptil suspiró aliviado.

– Nosotros también. – dijo Jon en nombre de todos.

– Gracias... esta vez prometo que no es una simple ilusión.

– Más te vale, que quiero ser el tío Rius.

– T-Í-A – recalcó con una risa el peliazul.

– Deja de joder, Timba.

– Nunca, ya me conoces.

El peliblanco desvió la mirada y se cruzó de brazos.

– No dejas vivir.

– Pareces bien vivo cuando-

– ¡Cállate! – le tapó la boca.

Lo demás rieron por el comportamiento de los dos.