#85

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Anteriormente...

– ¡Y que le gusten los sayayin!

– ¡Vale, vale! vago, joto, mamado, sayayin, fan del café y del pescado. – finalizó Mike.

Raptor se iba a desmayar, iban a convertir a su hijo en un monstruo. Permanecería con el recién nacido hasta la salida del otro.
            

En el segundo piso, 3 horas más tarde
                

– ¿Y-ya? – preguntó Sparta con un hilo de voz.

– Sí, es chica. – Mayo le sonrió a la nueva mamá lobo.

– Ah, q-que bueno, siempre quise te-tener una niña... – se desmayó.

– ¿Sparta? – Rius estaba preocupado. – ¿estará bien?

– Es solo un desmayo por agotamiento, no pasa nada, solo hay que dejarlo dormir. – la tostadora le entregó la lobita que lloriqueaba al vampiro y tapó al menor. – hacer el suplemento de leche es urgente, no puedo perder tiempo. Cálmala y muéstrasela a Raptor, siento su preocupación desde acá.

– Claro – la limpió, la arropó, y la arrulló como toda una tía pollo. 

En el primer piso, Timba se cagaba de risa ya que escuchaba todo, pues Rius había salido al pasillo a hacer eso. 

Pero el peliblanco no podía calmarla, la pequeña lloraba desconsolada. Decidió llevarla con Raptor.

– No puedo calmarla, no entiendo...

– Has fallado como tía. – reprimió un peliazul.

– Cállate. Pobrecita... – iba a ponerse a llorar también al escuchar tanto llanto de bebé.

– Pásame a Andrea. – el reptil dejó a Alex en los brazos de Trolli y la recibió. Automáticamente el llanto cesó y unos lindos ojitos café oscuro hicieron aparición. – me voy a morir... – estaba llorando.

– Inútil – Mike se rio de su amigo. El híbrido se divertía jugando con la pequeña manito de Alex.

– Es que... es que... – la abrazó. – konichiwa Andreíta. – acercó su cara al pequeño rostro, pero lo único que consiguió fue que le apretaran la nariz. – eh, Andrea, no dejas respirar a tu padre. – dijo con voz tonta.

La cachorra soltó unas risitas, al parecer estaba imitando las que había escuchado de Timba y Mike.

– Deja respirar al otaku. – aconsejó Víctor con una sonrisa. – o no podrás ver anime con él.

Al instante la nariz de Raptor fue liberada.

– ¡Mira, mira! ¡otaku desde el nacimiento! – Raptor estaba fascinado.

Se oyeron algunas carcajadas. Unos minutos después Mayo llegó con dos biberones.

– ¡Aquí viene el suplemento! – le entregó uno al lobo padre y otro a Trolli ya que él tenía a Alex en brazos.

– A comer, mis bebos. – se sentó en el sillón y empezó a alimentar a la lobita. – oye Mayo, ¿Cómo podemos saber si son omegas o alfas?

– Ya vuelvo. – se fue a su habitación y volvió con una piedra cristalina.

– ¿Qué es eso?

– Sujétala, reptil.

– Bueno... – la tomó y esta se puso roja.

– Rojo el color de los alfas; azul el de los omegas, y morado el de los betas.

– Ya veo. – tocó con la piedra la frente de la pequeña y se volvió azul. – es una omeguita, que bonita. – se acercó a Trolli y el vampiro le puso la piedra en la frente a Alex, esta se volvió roja. – un alfa y una omega, no me quejo, es perfecto.

– El tío Rius está feliz. – habló el pollo en tercera persona.

– Tía Rius... que guapa eres, zepzi tía Rius. – Timba lo sujetó de la cintura. 

– Suéltame, ahí hay una mesa. 

– Pucha – se separó con una sonrisa.

– No quiero ver esos comportamientos frente a mis hijos.

– Dice uno de los mas pervertidos de la casa. – Acenix rodó los ojos.

De repente Raptor le entregó su hija a Rius y se puso con un semblante serio.

– Tengo a mis dos bebos, me falta uno, ¿Cómo está? su aura es débil, estoy algo inquieto.

– Está desmayado.

– ¡¿Eh?!

– Es un desmayo inofensivo, ve a verlo, nosotros cuidamos a los peques.

– Ok... hay no quiero. – no quería dejar a sus cachorros en manos de 6 jotos.

– ¡Hombre, ve a ver a tu novio! – apuró Jon.

– ¡Allá voy Spartita! – con la motivación necesaria, subió la escalera corriendo e irrumpió en la habitación.

– No me asustes, inútil.

– ¡Has despertado! ¡que bueno! – no se aguantó las ganas y se tiró a la cama para hacerle caricias. 

– ¿Cómo están mis bebés? – preguntó mientras era acariciado en la mejilla.

– Yo bien. 

– Tú no, mis bebos pequeños, no el boomer.

– Que malo. Están bien, ya se alimentaron y deben estar mimiendo en el hombro de alguien allí abajo. Andrea es omega y Alex es alfa, mi bebo hombre se parece mucho a ti, y mi beba se parece a mí.

– Que bueno... – cerró los ojos, solo para apoyar su cabeza en el pecho de Raptor y volver a quedarse dormido.

Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora