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Anteriormente...

– ¡¡Mi héroe!! – Flex lo fue a abrazar.

– No es para tanto jeje... – empezaba a sentir la mirada de Víctor.

El mapache se separó rápidamente y se sentó en la mesa junto a su novio.

Terminaron de cenar.

– ¿Quién lava los platos? – preguntó Trolli, para después oír un gran silencio. – ¿Nadie quiere lavarlos?

– ...

– ¡Pero si es tan divertido! – dijo con un gran sarcasmo. – según mis cálculos, le toca a Mayo lavar.

– No quiero, me niego.

– Pero hombre, que te toca.

– Bueno, bueno. – se arremangó.

– Yo te ayudo Mayito.

– Oow, gracias Vic.

Apenas oyeron eso, los demás salieron corriendo, no querían ser obligados por Víctor a ayudarle a Mayo a lavar los platos.

   
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Ese día, Raptor no estaba de buen humor, ya que Sparta ya debía volver al colegio. Maldito Trollino que se le ocurrió comprobar lo de la fuerza.
Había dejado a su pareja hacer su mochila en su habitación. Fue a verlo, faltaba un rato para que sea la hora de ir al cole, se habían levantado temprano. Se lo encontró escuchando música, estaba con audífonos, pero estos no eran rivales para el excelente oído de Raptor.

– 🎶"si tu novio, te termina, yo te tengo la mejor medicina..."🎶 – se alcanzaba a escuchar.

– 🎶"si tu novio, te termina, mezcla aguado con tequila..."🎶 – tarareaba el menor, sin percatarse de la presencia de su novio debido a que estaba muy concentrado.

Raptor de enterneció enormemente, le parecía demasiado kawaii, se veía muy lindo.

– Aawww, pequeña cosita...

– ¡Raptor! – algo avergonzado porque lo habían oído cantar, se quitó los audífonos y apagó la música.

– No te avergüences, cantas jodidamente hermoso.

– Solo lo dices para que no me sienta mal.

– Yo digo la verdad. – se sentó junto a él en la cama y lo tomó suavemente del cuello. – ¿Hay algo que mi lobito no haga bien?

Sparta se rio un poco y cerró los ojos apoyándose en las manos de su novio.

– Si te quedas dormido no te pienso despertar para que vayas al cole, preferiría que te quedaras aquí.

– Malo... – se llevó las manos a la cara y se talló un ojo.

– ¿¡Pero por qué te vez tan tierno?! – le quitó las manos y le plantó un beso. Lo siguió con ganas y metió su lengua en la boca del contrario, pero luego de unos minutos el beso se cortó.

– Tengo que ir al cole.

– ¡Cierto, el cole! – tomó la mochila de Sparta y bajó corriendo la escalera junto a él.

– Adiós peque. – se despidieron los que estaban cerca antes de ver cómo salían.

Raptor hizo partir el auto.

– Debes tener cuidado con los colmillos, tienden a salir solos las primeras veces.

– Ya sé, pero es fácil darse cuenta.

– Sí...

Llegaron a la escuela.

– Te me cuidas.

– Claro guapo moreno. – le besó la mejilla y salió corriendo.

– ¡Espera Sparta!

El mencionado se detuvo y volvió.

– ¿Sí?

– Casi me olvido, toma. – le entregó unos guantes negros.

– ¿Para que son?

– Hay demasiadas cosas de plata ahí adentro, es obvio. Víctor y yo no usamos porque prácticamente no salimos de la casa o andamos en el bosque cazando, no se justifica. Pero tú, Spartita, debes usarlos por tú seguridad.

– Ok, te quiero adiós.

– Adiós... – le dejó ir con una cálida sonrisa.

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– Hola chicos. – saludó Sparta.

– ¿A quien le hablas?

– A-a ustedes.

– Pero yo no quiero hablar contigo. – dijo uno.

– No queremos verte, ve a otra escuela, o piérdete por ahí mejor.

Sparta no les hizo caso y se fue a sentar solo. No le afectaba la gente así, porque el ya se había acostumbrado a los haters. Claro que una cosa es leer hate frente a una pantalla, y otra cosa es vivirlo a un nivel más cercano. De todas formas si algo le había enseñado Raptor, era a no agachar la cabeza por cosas tan simples como esas.

Se sentó en una mesita, pero grande fue su sorpresa al ver que se le unían dos personas.

– Hola, ¿Andrés?

– Sí, ese es mi nombre.

– Me llamo Nate. – dijo un rubio.

– Y yo Cadet. – dijo esta vez un pelinegro.

– ¿Cadet?

– ¿Nunca habías escuchado ese nombre? Es raro, hay que admitirlo.

– ¿Necesitan algo de mí?

– No, solo queríamos acompañarte. – dijo el rubio con calma.

– Ok, díganme Sparta.

– ¿Sparta?

– Es mi apodo.

– Vale

Sparta sonrió, le costaba mucho hacer amigos, y justo ahora lo estaba consiguiendo.

Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora