#45

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Después de que los compas se dispersaran, Timba fue a la habitación de Rius para variar.

– Buenas noches pollito.

– Timbi, hola.

El peliazul llegó directo a besarlo. De a poco el mayor desplazó su boca al cuello del peliblanco, que recostó en la cama para más comodidad.

– Ahm~ Timbi~ – gimió al sentir como el peliazul succionaba su sangre.

La sensación fue placentera, hasta que a Timba se le pasaron los minutos, y la sangre que tomaba ya empezaba a ser mucha.

– Para por favor... ¡Timba detente! – le pidió el menor.

Pero el otro no escuchaba, estaba demasiado concentrado, era su vicio.

– S-suelta.. – le empezaba a fallar la fuerza, un vampiro sin sangre no vive, esa es otra forma de matarlos. – basta~...

De pronto Trollino irrumpió en la habitación con el resto de chicos detrás (menos Sparta por obvias razones).
Los separaron, y ahí fue cuando el peliazul reaccionó. Al ver a Rius somnoliento entendió lo que había hecho.

– Mi*rda... – aún le goteaba sangre de su boca.

– Tengo frío...

– Rius, los vampiros no sienten frío, no puedes tenerlo. – Mayo intentó hacerlo entrar en razón.

– P-pero lo tengo...

– Por lo menos puede hablar. – dijo Mike.

– Estuvo cerca, unos segundos más y... – dijo Trolli.

El perro recordó las palabras que le había dicho su novio cuando le había dejado beber un poco de su sangre.

– Mi*rda, mi*rda, mi*rda, mi*rda. – se acercó a Rius y lo tomó de las mejillas. – pollo, bebe de mi sangre. – le puso su muñeca enfrente.

El peliblanco dudó unos segundos, pero tuvo que ceder. Mordió la muñeca de su novio y bebió un poco del líquido carmesí.
Rius se recuperó casi por completo, beber sangre curaba a los vampiros casi por arte de magia.

– Te intenté soltar...

– Perdóname, soy una mi*rda, no quería hacerte esto, me pasé.

– Los dejamos solos chicos. – los compas se fueron.

– La próxima vez que hagas esto ten más conciencia.

– No habrá una próxima vez, no volveré a beber tu sangre.

– Pero si puedes seguir haciéndolo, solo que-

– ¡No! No más, eres mi novio y no me arriesgaré a perderte por mi estupidez.

– Timbi... – se incorporó en la cama y lo abrazó.

El mayor aceptó el abrazo. Hundió su rostro en el blanco pelo del menor y se dejó acariciar mientras lo apretaba fuertemente contra él.

Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora