#74

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– ¿Quieres ir a esta? – Víctor señaló una discoteca.

– Sí Vic. – iba caminando enganchado a su brazo.

– Vamos entonces. 

Entraron al lugar, que estaba lleno de gente. Se fueron a sentar a una mesa que tenía de asientos un sillón esquinado.

– Buscaré algo para que bebamos Mayito, ¿Qué quieres tú?

– Solo tráeme un jugo de cereza, no quiero alcohol.

– Así se habla. – se fue.

El mago se puso a observar. Estaba todo lleno de luces de distintos colores. Había una fuerte música y gente bailando por todos lados. Un grupo de chicos se le acercaron y se sentaron en el sillón junto a él.

– Hola – saludó el pelinegro-morado educadamente.

– Hola, ¿estás solo?

– No, mi compañero se fue a buscar algo para tomar. 

– ¿Quieres bailar?

– No gracias.

Como era un sillón esquinado, Mayo había quedado justo en la esquina y el grupo de chicos se había dispersado a los lado de él. Víctor se hubiera dado cuenta de que su novio estaba siendo acompañado debido a la marca, pero no lo hizo ya que la tostadora estaba muy calmada, no le importaba el grupo de chicos en absoluto. 

– Lindo pelo, tiene un color exótico y tiene una apariencia suave.

– Gracias

Algunos chicos se pusieron a reír con complicidad.

– Tu piel es como de porcelana, bellísimo.

– Pues sí, mi piel es bastante blanca.

– Y esa ropa te queda fantástica. – se acercó más.

– Mi compañero va a llegar, sugiero que se retiren.

– Oh vamos, demás que tienes un amigo tan guapo como tú.

– Con todo respeto, ¿podrían irse a la re mierda?

Esa fue la señal para Víctor, llegó de inmediato.

– V-vale... definitivamente debemos irnos. – se fueron a toda pastilla.

– ¿Te hicieron algo?

– No, solo son unos pobres estúpidos.

– Ya veo... iré corriendo a buscar los vasos. – volvió en exactamente 10 segundos.

– ¿No fue demasiado rápido?

– ¿Qué no vez mis músculos? si preguntan; hago artes marciales.

– No sería tanta mentira, ya te he visto pelear.

El lobo le entregó el jugo.

– ¿Qué te trajiste? – preguntó el menor.

– Es sin alcohol. – dijo mostrando su cerveza.

– Ok

– A veces me gustaría vivir en una aldea de puros hombres lobo contigo.

– ¿Existen?

– ¿Cómo es que no lo sabes? 

– Disculpa, no he leído de eso.

– En ese lugar todos respetan a los marcados, incluso si no son lobos.

– ¿Qué te esperas? estos son humanos, no pueden saber que te pertenezco.

– Tienes razón, además en la aldea no podríamos grabar vídeos.

– No sería nuestro espacio de confort, mejor no. – reflexionó Mayo.

– Estamos bien así, bebé Mayito. – dijo con dulzura.

– Hombre, bebé Mayito no, solo Mayito.

– F – pasó el brazo por la nuca de su novio.

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– ¿Te duele la cadera? – preguntó Raptor.

– Sí, pero no te preocupes, no es para tanto.

Sparta se fue a duchar. El mayor tenía ganas de editar, por lo que se puso a hacerlo, pero al escuchar la puerta de la casa abrirse y el aura de los chicos entrar tuvo miedo de bajar a recibirlos.

– ¿¡RAPTOR?! – llamó Trolli al sentir las auras de los chicos.

El lobo bajó la escalera.

– ¿Sí?

– ¿Y el peque? 

– Duchándose

– Supongo que no habrán hecho nada indecente. 

– No... 

El vampiro levantó una ceja, solo lo dejó en paz y se fue a su habitación. 

– Dile a Sparta que grabaremos más tarde.

– Mike, son las 1 am, graben mañana.

– Horario youtuber.

– Sparta está con sueño, dijo que después de ducharse iba a dormir.

– Ok, mejor grabo con Flex.

– ¡¡Graba conmigo Mikel!! – gritó Trolli desde lejos.

– Madre mía este hombre. – el castaño se fue con él.

Los compas fueron a hacer sus cosas como si nada.

– De la que me he salvado... – pensó el reptil para después subir a ver si su novio había terminado.

Entre vampiros, lobos, híbridos y magos ~*los compas*~ YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora