Dos expulsadas de la habitación por buena convivencia

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POV Travis

La sonrisa lastimera de Hazel tendiéndome el desayuno me desmoralizaba aún más, valoraba su esfuerzo por tratar de ocultarlo pero admitía que es casi imposible poder ignorar que está enfrente de algo parecido a un alma en pena.

-Qué madrugador - halagó Frank preparando otro plato.

Aún no había amanecido, así que suponía que ese sería para Reyna o Jason, los únicos que se levantaban a estas horas como unos búhos. Annabeth también lo que no salía de su camarote, podía asegurarlo ya que mis mañanas eran solo dar vueltas por cubierta o hablar con Hazel y Frank. Algo monótono desde que se fue Miranda.

Su muerte me había dolido por doble partida, no solo había perdido una gran amiga, que me entendía y apoyaba muchísimo al compartir un dolor similar, sino que sentía que de nuevo se me había arrebatado otra parte de mi hermano. Cada vez percibía que estaba más lejos de él, al contrario de lo que podría esperar con esta misión. Perdí a Miranda, como si eso fuese un recuerdo del destino de que mi hermano ya no está y lo que quedaba de él en recuerdo poco a poco iba desvaneciéndose. Solo pensarlo me aterraba.

-¿Cómo van las pesadillas, Travis? - preguntó Hazel posando su mano en mi hombro mientras comía - ¿Estás mejor?

Volvía a tener ganas de llorar al ver su sonrisa alentadora y sus caras preocupadas. Habíamos crecido mi hermano y yo con ellos, de alguna manera fuimos un equipo, otra familia más y ahora tras el anuncio de Annabeth, en algún momento tendría que luchar contra ellos, matarlos si es necesario por mi hermano. Los dioses sabían que no quería, ni siquiera sé si sería capaz o solo me quedaría al margen. Los quiero y no se merecen nada malo.

-Igual, sin cambio - No era del todo mentira, ahora no solo eran las veces que aparecía mi hermano muerto, sino una secuencia de imágenes de todos ellos decepcionados por hablar con Annabeth y el resto tan libremente de sus muertes.

-Chris no es madrugador - comentó Hazel sonriendo al ver a mi mejor amigo entrar con los ojos entrecerrados y la camiseta puesta al revés. No se lo diría, quería reírme unas horas hasta que se espabilase del todo.

-A ver si coges ejemplo - le dijo Frank cuando Chris soltó un bostezo muy semejante a un oso.

-Vamos a llevarnos bien Franky, a mi novia le caes decentemente y a mí pues... no eres tan desagradable como los demás - dijo palmeando su hombro tratando de aparentar que estaba más despierto que dormido - No te metas en mis asuntos.

Si no le conociese un poco más que el resto, como Clarisse, pensaría que siempre es así de malhumorado y con ganas de matar a todo el mundo por el simple hecho de que respiran a su alrededor, pero la realidad es totalmente diferente. No es tranquilo, pero tampoco alborotador, va mucho a su bola y si no le tocas las narices puede ser incluso amable. Al contrario de lo que se podría esperar de sus antecedentes y su bruta novia, para mi es muy buena persona y el mejor amigo que he podido tener.

-¿Qué miras? - dijo mirándome de vuelta - Sé que soy guapo pero ya estoy pillado y Clarisse me temo que nos mataría a ambos. A mi sin tener culpa.

-Idiota - insulté cuando revolvió mi pelo en saludo - Y me creo lo de Clarisse.

-El de Percy, tiene forma de pez - dijo contenta Hazel enseñando la extraña forma cortada en el pan. Si ella decía que eso es un pez, me lo creería.

-Nunca me dejáis preparar el de Jackson ¿tenéis miedo de que lo envenene? - carcajeó Chris Rodríguez sentándose a mi lado y quitándome parte del desayuno. Se sirve él solo.

-No voy a negar lo evidente - respondió Frank.

-¿Podéis dejarnos solos unos segundos? - habló Chris y Frank negó señalando el resto de desayunos que quedaban - Aunque pareciese una pregunta, no lo era. Váyanse un rato, yo hago el resto mientras hablo con Travis.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora