Nuestra llegada a España es un auténtico éxito

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POV Percy

Al contrario de mí, Reyna no parecía muy preocupada con nuestra vuelta a España, comía en silencio mientras yo ya le había dado unas tres vueltas a mi comida. Ni siquiera podía meterme en la conversación de Will y Silena, cada vez que lo intentaba volvía a pensar en España y se me revolvía el estómago.

-A ver ¿qué más te pasa ahora? - preguntó Reyna levantando la vista de su comida. - Vas a marear al pescado.

-No creo que a estas alturas le importe mucho - respondí viéndolo en mi plato. Pobrecito.

-Ese lo pesqué yo - dijo Will.

-En tu vida has pescado, mentiroso - le delató Silena. - Seguro fue Charlie ¿sabéis que también se le da genial pescar?

-Sí Silena, según tú hasta bailar - bufó Will. - Deberías haber presumido diciendo que lo pescaste tú o algo.

-¿Por qué? Eso no se lo cree nadie, a mí me darían pena, volvería a soltarlos.

-Pues bien que los comes - señaló Reyna su plato.

-Cuando ya están fritos, es una deshonra no comerlos - le respondió. - Yo tengo otros dones, pescar no.

-Yo tampoco, nunca pican - añadí.

-Porque se te olvida la carnada - reveló Reyna con sorna antes de cambiar la expresión y fruncir el ceño. - ¿Por qué estoy hablando con vosotros de estupideces?

-Llega un momento en que es imposible resistirse a nuestras interesantes conversaciones - canturreó Will, aunque el tono es de broma, a mí sí me parecen interesantes. - Aunque faltan el candelabro y el engendro gótico.

-Thalia - corrigió Reyna con una mirada de advertencia, - ese apodo solo lo uso yo, Solace.

-Tengo que comprarme una agenda y apuntar todos estos momentos, no doy a basto para recordar todo - habló Silena pasándose con nervios la mano por el pelo. - Quiero que me entierren con mi libro, donde apunté los cotilleos más jugosos del barco y los mejores momentos de las parejas.

-Yo querría leer el de mi sombritas y yo - señaló Will.

-Yo te quemaría el libro, para proteger la privacidad de las personas - sentenció Reyna.

-Aquí no hay de eso - respondió Will y Silena cómo no, le dio la razón.

Esperaba que antes de que lo quemase, me pudiese dar las páginas donde hablase de Annabeth y yo, yo sí querría tenerlo de recuerdo.

Parece que Reyna no quería que de nuevo empezásemos a hablar de lo que para ella son tonterías, volvió a preguntarme qué me pasaba recordándome de nuevo los nervios que sentía antes de hablar sobre pescados y el futuro libro de Silena.

-Seguramente nos perseguirán y querrán matarnos - finalicé terminando de contarle cómo todos los recibimientos que me esperaba que nos hiciesen en España terminaban en fracaso.

-A vosotros, yo me voy - respondió con tranquilidad aunque percibí su tono malicioso. - Lo superarás, pero come ahora, necesitarás energía para huir.

-Qué perra, me encanta esta chica - celebró Silena con una pequeña risa que cortó rápido por la mirada poco amable de Reyna. - No, no, decía... que qué pena, me encanta esta... pescado, comida, sí.

-Vete escribiendo el libro que veo cómo se aproxima tu funeral - le susurró Will, aunque lo suficientemente alto como para que el resto lo escuchásemos.

Sé que no tenía las mismas habilidades de Reyna para hablar y convencer a la gente, pero estaba apunto de suplicar ocupar su puesto e irme yo con Annabeth y el imbécil de Nakamura en busca de refuerzos, lo que sea para no soportar la presión de España. Habíamos huido, dejándoles con Octavian y con unos piratas, sí, tienen que odiarnos bastante.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora