Los privilegios de ser la novia de Leo

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POV Percy

Comenzaba a entender por qué el proverbio <<todo lo que es del mar siempre vuelve a él>> es totalmente cierto. Siempre lo había asociado a la perseverancia, las olas chocando una y otra vez contra la costa, los acantilados o las grandes rocas, golpeándolas una y otra vez sin descanso cada día cada hora, hasta conseguir pequeñas partículas que vuelven de nuevo a él.

Ahora me sentía como si le perteneciese, luché o al menos eso quería pensar para no volver a él, esta no es la vida que quería luego de todo lo que logré conseguir pero heme aquí, en el barco de nuevo como si fuera mi hogar. Lo sería por un tiempo y luego, no sé. Y eso asustaba. Aún así la sensación de plenitud al aspirar y sentir el aroma de la madera entremezclado con el mar me tranquilizaba, demasiados recuerdos y emociones. También me sentía culpable, estaba comenzando a cogerle gusto a estar aquí apenas unas horas, cosa que no era para nada justo tras traicionar al reino español.

Annabeth estaba alejada de todos junto a Nico en una esquina del barco, apenas hablaban, algún que otro susurro, pero se miraban a los ojos y parecía que se entendían, como si mantuviesen una conversación en su propio idioma ajenos a todos. Me sentía patético observándoles y deseando saber cómo ayudarles, comprenderles,... era estúpido de mi parte, sobretodo al recordar que ellos no lo hicieron por mi, al contrario, se fueron dejándonos en la más absoluta decadencia mirando solo por sus intereses.

-Por más que los mires, no sacarás respuestas – me sobresalté al escuchar la voz de Hazel.

-¿No las quieres tu también? Sé que te llevabas muy bien con Nico – respondí. Hasta que Hazel no vino a mi lado no recaí en que me había alejado de todos, quedándome en un rincón del barco yo solo al igual que ellos dos.

-Nico es mi hermano – soltó cogiéndome totalmente de sorpresa – Créeme que me duele y no, no quiero explicaciones, jamás podré llegar a entender lo que es perder a una hermana y encima matarla tu por un engaño.

-No voy a decir que no os parecéis, creo que con los Grace me queda claro que el aspecto no es un rasgo entre hermanos – comenté con gracia consiguiendo sacarle una sonrisa - ¿Por qué me lo cuentas? ¿Y quienes lo saben?

-Frank obviamente y Reyna. Annabeth creo que también, se le escapó a Nico hace mucho tiempo – sonrió y asentí, había elegido bien en quien confiar, esos ni torturándoles soltaban nada – Y supuse que te ayudaría saberlo, aunque también me alegro habértelo contado

-No entiendo Haz ¿En que me ayuda saber que sois hermanos? No es por ofenderte – dije con cuidado sin saber por dónde iba – Y si te ayudó decírmelo está bien, no se lo contaré a nadie – su asentimiento seguro me confirmaba que confiaba plenamente en mi.

-Para que te des cuenta que no puedes preocuparte por todos Percy, todos sufrimos y tu ni siquiera te das cuenta de la mitad, no puedes abarcar todo – murmuró con voz tranquila, sin reprocharme nada aunque sentí las ganas de disculparme por no haber estado pendiente de ella – Tienes que aceptar que hay cosas que simplemente, no se dan.

-Lo pasaste mal cuando Nico se fue, pero ahora me hago una idea de que fue más duro de lo que pensaba – susurré con lástima – Perdona por no haber estado para ti.

-Eres más parecido a Thalia de lo que crees, por eso congeniáis tan bien. A pesar de que ella sea falsamente egocéntrica, o quizás sea verdad, no lo sé, pero el caso es que miráis por los demás antes que por vosotros mismos, es noble, pero no es sano si no controlas- sonaba como un regaño manchado de lección de vida. Asentí tratando de hacerle ver que le entendía, pero no podía controlarlo, para mi es difícil – Frank y Reyna me apoyaron mucho, estoy bien – aseguró para quitarme cargo de conciencia.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora