Una experta ladrona de camisetas

568 38 203
                                    

POV Percy

Reía al ver las muecas de Piper a la espalda del chico que se había parado a hablar conmigo, casi ni le escuchaba por ver a mi mejor amiga simular que se estaba quedando dormida o simplemente que se metía un tiro en la sien.

-¡Fue alucinante! - exclamó el chico atrayendo de nuevo mi atención - ¿Es un récord no? ¿Cómo lo hicisteis?

-No lo sé chaval, supongo que lo dioses se pusieron a nuestro favor – sonreí viendo cómo me miraba como si mirase a uno de los mejores atletas.

-¿Es porque ambos fuisteis piratas? - preguntó y antes de responder volví a hablar – Me gustaría ser pirata también.

-No deberías soñar con eso – negué viendo su cara de desilusión – Es mejor que sigas un buen camino, aléjate de los problemas.

-Pero yo quiero ser así de guay ¡Tengo una novia que ahora se hace una trenza como Reyna! - contó con más ilusión aún – Podemos ser como vosotros.

-O mejor que nosotros – sonreí halagado revolviendo su pelo.

Sus ojos marrones chispeaban con ilusión al mirarme, me sentía tan honrado cada vez que me paraba un niño por la calle. Antes solo recibía miradas aterradas o juzgadoras, ahora me admiraban y lo mejor de todo, me querían y respetaban. Es la sensación más alucinante del mundo. No buscaba reconocimiento, nunca lo busqué y ahora no es una excepción, sigo en mi línea, eso no lo he cambiado, pero me gusta el percibir cariño allá por donde iba.

-O como yo ¿nadie quiere ser como yo? - se agarró Piper a mi brazo metiéndose en la conversación – Lo siento tengo que robártelo, ya sabes, deberes de pretores.

El chico asintió con rapidez, despidiéndose luego de dejar una rápida reverencia que aunque o intentase, le había salido fatal. Yo no era fanático de que me mostrasen tan excesivo respeto, pero me gustaba ver que le caía bien a la gente.

-Es exasperante, ni a comprar podemos ir sin que te paren en la calle – bufó Piper enganchándose a mi brazo.

-O podrías hacerte pretora también y así nos paran a ambos – sugerí.

-¿Yo? ¿Cumplir órdenes y estar vestida con esa toga todo el día? Créeme que paso, soy fiel a mi estilo <<me cojo lo primero que encuentro>> - dijo con chulería señalando su ancha camisa manchada de hollín. Si mal no recuerdo, es de Leo.

Era realmente divertido ver a Piper de compras, llevaba una larga lista que le dio Hazel y bufaba cada vez que veía todo lo que le quedaba por comprar. Tenía la sospecha de que me obligaba a acompañarla para no tener que hacer cola en ningún puesto, aunque yo no quisiera la gente me dejaba pasar e incluso me cedían el turno. Por más que me negaba, ellos solo sonreían e incluso parecían halagados por tener el privilegio de intercambiar unas pocas palabras conmigo. Después de tantos meses, yo aún no había logrado acostumbrarme.

-Hey Piper, se te olvida – señalé un pequeño puesto con pájaros enjaulados. Avisaría a Frank de su localización más tarde, vendría a comprar todas las jaulas para luego soltarlos a las afueras del reino donde nadie le viese.

-¿Para qué quiero un pájaro? Ya tengo suficiente con aguantaros a vosotros – bromeó pero aún así con los dracmas que le sobraban cogió una de las jaulas.

-Pensé que querrías cambiar el color de las plumas – me burlé señalando su pelo. Reyna y yo seguíamos llamándola "despluma aves".

-Algún día me vengaré.

El tendedero comenzó a protestar cuando Piper ni corta ni perezosa abrió la jaula delante de él liberando al pobre animal, que no tardó en salir agradeciendo su libertad y el resto se ponía a agitar las alas como locos deseando salir. Lástima que no llevaba dracmas encima.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora