Percy es el niño solitario de una feria

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POV Thalia

Sí, mi nuevo e inesperado cargo no empezaba de la manera épica que podía imaginarme. Pensé que podría ordenar atacar o matar a alguien, algo alucinante acorde conmigo. Pero no, mi súper primera orden ha sido perseguir una puta paloma.

Lo que más fastidiaba es que no podía atravesarla con una flecha, se suponía que debía ser un poco más responsable siendo capitana, así que si lo hacía, fastidiaría la búsqueda y los problemas recaerían en mí y el excremento de calamar. Si Percy fuese el único capitán, ese pajarraco ya llevaría días muerto.

-¡Muévete! ¡No puedes descansar! - le grité cuando se posó sobre uno de los mástiles de las velas - ¡Maldita sea! ¡Vuela!

-Thalia, Thalia. Hasta de capitana no dejas de ser tú - escuché al esperpento que se hacía llamar mi amiga.

Ya no soy la que era, solo considerar a Zöe mi amiga me daban ganas de potar, tan bajo había caído. Lo único que me consolaba es la mueca de asco que pone ella al notar que también para ella soy su amiga. Es una desgracia conjunta de la que no nos queda más remedio que pasar; yo le clavé un cuchillo y ella me salvó la vida, un buen empiece aunque le siga teniendo coraje.

-Agricultora - saludé - Te recuerdo que votaste por mí.

-Por tu hermano - especificó. Mentira, primero fue por mí pero no se atrevió a decirlo en alto. - ¿Qué haces con un pescado en la mano? - me señaló.

-Pensé que no avanzaba porque tenía hambre y se cansó - respondí ante mi maravillosa idea. Aunque había estado media hora lanzando el pescado al aire y ni puto caso.

-Son las gaviotas quienes comen pescado - resolvió el problema - Prueba con pan.

-No estoy aquí para alimentar a un puto pájaro - mascullé dando una rápida mirada a cubierta - ¡Frank! ¡Habla con el maldito pájaro! ¡Haz algo!

-Estaba de descanso el chico - me indicó cuando el novio de Hazel asintió con rapidez y comenzaba a hablarle al pájaro como yo.

-Aquí nadie descansa hasta que no lleguemos. - dije ahogando un lamento cuando el maldito pájaro volvió a volar haciendo caso a Frank - Maldita sea, te mataré - amenacé al bicho.

Estaba tan gordo que si Frank lo ponía a freír saldría una buena cena para mí, además de que matarle serían mínimo unos dos mil puntos por ser un ave divina. Solo esperaba que Afrodita no tomase represalias, si lo hace le echaré la culpa a Zöe o Will.

-Otra victoria gracias a mí - me autofelicité y Zöe rodó los ojos dándole las gracias a Franky. Técnicamente he sido yo, yo fui quien llamó a Frank así que sí, todo gracias a mí porque soy la bomba de capitana.

Doce minutos y treinta segundos. Treinta y uno. Treinta y dos. Treinta y tres. Seguía a Reyna totalmente en silencio luego de que su discurso hubiese terminado nombrándome a mí capitana. Aún no lo asimilaba. Yo soy la capitana. Trece minutos de mandato.

Me las arreglé para inmovilizarla contra la puerta de la habitación nada más entramos, provocando un sonoro portazo que cualquiera hubiese pensado que trataba de destrozarla. Alzó una ceja sin inmutarse por mi agarre, seguía teniendo la misma tranquilidad que antes, ambas sabíamos que si quisiera escaparse, daba igual que le estuviese sujetando ambas manos; me quitaría de en medio en pocos segundos.

-¿Eres consciente de lo que has hecho? - pregunté sin soltarla - Acabas de hacer que me nombren capitana.

-Soy consciente - respondió sin expresión - No es algo que no haya premeditado.

-Soy un desastre - admití sintiendo las dudas venir. Mierda, es dirigir toda una tripulación aunque tenga la ayuda de Percy.

-Créeme que lo sé - sonrió en burla moviendo como pudo sus brazos para acomodarlos mejor sobre su cabeza. No pensaba soltarla.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora