Una rápida lección de francés de la mano de Thalia Grace

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POV Annabeth

Ir completamente armadas por la calle no es lo que se dice la mejor estrategia para ir de incógnito. En cuanto conseguimos abandonar el castillo supimos que ir por las calles con la cabeza agacha como si fuésemos unas ciudadanas más no es un plan para nada factible.

-Las casas, están pegadas unas a otras - susurré tras unos cubos de basura, - tenemos que ir por dentro.

-Allanamiento, creo que es lo único que nos faltaba en la lista de delitos - ironizó Reyna.

Estiró su mano arrancando dos papeles que estaban clavados a una puerta, los había visto muchas veces a lo largo de mi vida. Un detallado dibujo de mi cada estaba en el centro de uno de ellos, arriba escrito seguramente asesina o pirata, no cambiaban, siempre era el mismo anuncio: si me veían, da la voz de alarma y huye.

-Anda que han tardado - masculló Reyna viendo el otro papel con su cara. - Traidora - leyó.

-¿Sabes francés?

-No, pero es muy parecido al español, por lógica se saca.

Los perros ya no estaban con nosotras, se habían adelantado perdiéndose entre los callejones y multitudes, ellos sí podían pasar desapercibidos. La duda de cómo los encontraríamos luego me carcomía la mente, pero al ver lo tranquila que estaba Reyna y lo fácil que les supuso llegar hasta nosotras cuando estábamos en las celdas, supe que estaba controlado.

-¿Por qué te odian tanto aquí? - preguntó Reyna caminando lentamente por una callejón donde no había nadie, pero aún así habían varios carteles con mi cara.

-No solo a mí - señalé uno con la cara de Thalia. La habían retratado bien, sacando la lengua y otros con la cara de "te odio, voy a matarte" que cargaba siempre. - Antes de que llegases al Tormenta vinimos a robar, terminamos siendo perseguidas, nos infiltramos en una boda.

-De los marqueses de Francia, los matasteis el día de su boda - completó. - Ahora lo recuerdo, lo dijeron en España, en vuestro juicio.

Apenas sentía mi respiración de tanto correr, lo único que escuchaba a parte de nuestros pasos eran los dracmas y pequeñas perlas que íbamos perdiendo mientras corríamos por las oscuras calles de Francia.

-¿Dónde mierda nos esperaba Luke? - preguntó Thalia casi sin aliento, tenía un collar de Perlas sujeto con los dientes y bajo su brazo, en el que no llevaba su daga, una bolsa donde asomaba parte nuestro botín.

-Al Norte, Charles ya ha llegado, faltamos nosotras - respondí recordando cómo por ser avariciosas, no le habíamos seguido por la ruta fácil. Todo por robar el collar que cargaba Thalia en la boca.

Frenamos cuando tras girar una calle, nos chocamos con mucha gente de golpe. Todos bien vestidos al contrario de nosotras, nos miraban tratando de reconocernos hasta que una señora empezó a gritar <<piratas>> y cundió el pánico.

-Tú, baguette, ¿por dónde se va al puerto? - le preguntó Thalia a un hombre que se llevó la mano al corazón comenzando a respirar rápido nada más tuvo a Thalia delante de él.

-Thalia porque digas <<baguette>> no va a entender lo que dices - dije tirando de su brazo.

La gente comenzó a alejarse de nosotras, corriendo en dirección contraria, tropezándose unos con otros. Nos vino bien, abrían el camino sin que tuviésemos que usar la fuerza. Tampoco estábamos en condiciones, íbamos bastante cargadas.

-¡Piratas! - gritó una mujer - ¡Detenedlas!

-¡Annabeth sé francés! Eso lo he entendido - dijo Thalia señalándola.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora