Se aprueba dormir con un arma bajo la almohada

467 42 57
                                    

 POV Percy

-Vas a gastar el mapa de tanto mirarlo - dijo Reyna sentada enfrente mía en la mesa del comedor. Había sido buena idea el comer todos juntos, al menos en pequeños grupos, pero me sentía acompañado, estos dos últimos días mi única compañía era el mapa que tantos problemas me había traído - La primera isla es la profecía ¿por qué le das tantas vueltas? No va a aparecer nada más hasta que vayamos ahí.

-Creo que lo miro esperando que me de la respuesta para que no se vayan - respondí mirando la isla más resaltada que las demás.

-No se van a ir antes de esa isla - tragó con rapidez para luego seguir hablando - Hay una isla habitada y alejada de los límites de Octavian a pocas millas tras la que señala el mapa, vamos a pasar primero por la profecía. Está claro que si Annabeth piensa marcharse, es a esa.

-Osea que tengo dos días más para averiguar cómo poder retenerles aquí - hablé y asintió - ¿Por qué estás tan tranquila?

-Estoy esperando que la profecía diga algo que les obligue a quedarse - se encogió de hombros - Quizás pueda decir indirectamente que trabajaremos juntos, que volveremos a ser uno.

Me contagió su nefasta idea, ahora me encontraba deseando llegar y escuchar la profecía, totalmente diferente a las anteriores veces que cuando veía a esas ancianas con ojos solo rezaba para que se les acabasen los poderes y no tener que escuchar esos desastrosos versos que solo me traían desgracias.

Podría decir algo así <<Alejarás tu terquedad y con el pretor marcharás>> o mejor <<Como alguien se aleje, vais a morir>>. Si, necesitaba versos así, o similares, pero que le dejase en claro a Annabeth que o trabajábamos juntos o nos íbamos directos al Tártaro junto con toda la humanidad.

A veces me daba rabia mirar el mapa y ver que únicamente nos había elegido a nosotros, un puñado de piratas entre todas las personas que hay para salvar el mundo. Ya no es por qué nosotros, sino por qué solo nosotros. Luchábamos, nos jugábamos la vida por algo más grande sin que nadie sea consciente del peligro que les rodea.

Nos habíamos convertido en esos héroes de las historias que nos contaban de niños, pero eso no me engrandecía, al contrario de lo que siempre imaginé, esta vida no me gustaba. Nadie te contaba todos los sacrificios y dolor que acarrean las buenas acciones, solo se fijan en el final y no en el tortuoso proceso. Cargo demasiadas muertes y traiciones a mi espalda como para considerarme un héroe.

-Los chicos aún no han despertado - dijo Hazel llegando junto a Piper. Esta última tomándose la libertad de robarle un poco de desayuno a la pretora.

-Jason si, le vi esta mañana entrenando junto a Clarisse - especifiqué - ¿Qué tal vuestra nueva habitación?

-Bastante bien, se nota la tranquilidad y tener a Piper de compañera es genial - la voz de Hazel es totalmente alegre, fijándose en los pequeños detalles. Es como si la pequeña chica brillase con su positivismo.

-Pues yo tengo miedo - sentenció Piper atrayendo nuestras miradas - No sabemos lo que han estado haciendo, están todos más agresivos mientras nosotros buscamos paz. Casi no pude pegar ojo pensando que entrarían a matarnos uno a uno, voy a poner un cuchillo bajo mi almohada.

Me reiría si no tuviese la mirada seria, como que de verdad se creía sus palabras. Si, estaban más irascibles de lo normal pero de ahí a iniciar su propia matanza hay mucho espacio.

-Oh dioses es verdad - le contagió el miedo a Hazel, capaz se atrincheraban en su habitación - ¿Leo puede hacer una trampa en nuestra puerta? Y necesitamos un arma.

-Pero que no le hagas caso - dije señalando a Piper - Que se forma sus propias teorías conspirativas por la noche ella sola, nunca tienen sentido - acusé riendo y vi a Reyna bufar ante la estupidez de la conversación. Es demasiado para ella, ahora entendía por qué no quería compartir habitación con Piper.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora