Los tres condecorados de honor como cebo

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POV Percy

Lo que menos me habría esperado para el día de hoy es estar entre dos paredes de roca con Clarisse y Reyna poniendo al límite la resistencia de sus lanzas para que no nos aplastasen.

-¿Quién fue el estúpido que dijo que Lamia estaba cansada y no podría crear más ilusiones? - bramó Chris Rodríguez sentado en el suelo con las piernas estiradas tratando sin éxito de evitar que se estreche aún más el espacio.

-No sé cómo lo haré, pero como mi lanza se rompa juro que os mato - gruñó Clarisse al ver que poco a poco el metal de su arma comenzaba a elevarse amenazando con partirse a la mitad.

-¿Travis no puedes hacer una bomba? Que vuele todo esto - pedí presionando las rocas al igual que el resto.

-Mis bombas suelen ser material de broma, no tan fuertes como para destruir piedras -  respondió con la mandíbula apretada por hacer fuerza - Las otras ya las gasté, además se nos vendría abajo si consiguiese que haga boom.

Ya me parecía raro que en lo que nos juntamos no hubiésemos recibido ningún ataque de Lamia. Le habíamos dado mucho trabajo ambos grupos así que el que estuviese cansada era un hecho indudable, pero inocentemente pensamos que no nos molestaría hasta que llegásemos a su posición. Cada vez que andábamos veíamos cómo las flores desaparecían, quedando solo rocas y alguna planta o árbol seco sin hojas, perdiendo la espectacularidad que representaba a la isla. Pero claro, al parecer la mujer serpiente había reservado su último atisbo de fuerza para tratar de matarnos justo antes de llegar donde el equipo de Thalia la había visto.

Teníamos hasta las armas preparadas cuando nos señalaron un pequeño paso estrecho entre dos grandes rocas, jurando que tras ellas se encontraba la planada donde descansaba una agotada Lamia. Era lo suficientemente cómodo como para avanzar de dos en dos sin rozarnos, pero desde que apareció un falso árbol, ancho y grueso en ambos extremos cortándonos la entrada y salida, supimos que algo iba mal. Esperamos un ataque por arriba, fijándonos si nos caería algún monstruo, tierra, rocas,... cualquier cosa. Hasta que comenzamos a notar que el espacio se reducían cada vez más dispuesto a hacer un bocadillo con nosotros. Los primeros diez minutos habíamos tratado de lanzar la cuerda de Travis, con la que nos salvó a Reyna y a mí, pero sin nadie en la cima de esas dos grandes rocas, era imposible engancharla en cualquier parte.

-No puedo - susurró Jason agachado en el suelo y tratando de respirar con normalidad.

-Tiene claustofobia, no te acerques mucho, se pone nervioso - frené a Charles cuando trató de ir a ayudarle - Lo único que le va a servir es que salgamos de aquí.

Me acerqué a Thalia cuando la vi tratando de escalar, ni siquiera elevándola por las piernas podíamos conseguir algo. La roca era lisa sin ningún saliente que pudiésemos utilizar y los dos árboles como no eran naturales, a pesar de su aspecto también son lisos. Ni siquiera Grover con su agilidad de cabra había conseguido llegar a la mitad para enganchar la cuerda.

Un escalofrío me recorrió al escuchar un ruidoso sonido metálico, girándome para ver a Reyna con su lanza de metal partida a la mitad entre sus manos y la mirada perdida sin saber qué hacer. Clarisse había encogido su lanza segundos después, comprendiendo que es totalmente inútil tratar de frenarlas.

Nadie hablaba, solo se escuchaba nuestras respiraciones aceleradas y a Jason tratando de no perder el sentido. Mis ojos estaban fijos en la pared de enfrente, avanzaba tan lentamente que asustaba, si no había salida preferiría que fuese rápido, no quería ni imaginarme cómo estaríamos cuando no haya espacio ni para el cuerpo.  Los golpes y gruñidos frustrados de Clarisse comenzaban a escucharse, aporreaba junto a Reyna dando puñetazos a la roca como si eso fuese a servir, perdiendo totalmente el uso de la razón.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora