Una macro-fiesta metálica con fuegos artificiales

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POV Thalia

Una pregunta que me hacía cada mañana es por qué coño yo no nací rica, o al menos que ahora a media vida viniese alguien vestido de pijo de mierda a decirme: oye tú, sí tu, Thalia Grace, se te ha muerto un pariente lejano de cojones que no lo conocían ni en su casa, pero te ha dejado una jodida herencia tan grande que puedes renacer tres veces dándote todos los lujos y aún así te seguiría sobrando dinero.

Sigo esperando que vengan a decírmelo.

Por ahora tendría que seguir esperando, aparentando ser uno más de ellos, caminando en esta pocilga de barco rodeada de esperpentos inferiores a mí. Llegará el día en que tenga un jodido castillo, y cuando me aburra de él, lo explotaré junto a Travis creando la mayor fiesta del mundo con ladrillos volando.

Por si acaso mis invitados llevarán armaduras con cascos. No quiero gente aburrida en mi fiesta, los cadáveres tienden a ser aburridos, solo están ahí, tirados mientras sangran sin decir nada. Manchando el suelo que yo no limpiaré.

-No - advertí levantando el brazo y posando mi mano en la boca de Will cuando parecía querer empezar a socializar. - Me estoy imaginando una jodida fiesta en mi honor y no quiero que me molestes.

-¿Puedo imaginármela contigo? Me aburro - habló debajo de mi mano. Qué asco me la había babeado, ahora tendré gérmenes de pueblerino.

El truco para imaginar algo súper apoteósico y que nadie se dé cuenta es poner una cara de mala leche para que nadie te mire dos veces, pero eso no funcionaba con Solace, que estaba de pie a mi lado sonriendo mientras meneaba la cabeza. Se tiene que estar imaginando una fiesta con mucha música de mierda que le gusta a él, tipo guitarras y arpas; vamos, la antítesis de la buena diversión.

Rachel pasó delante nuestra con el bicho diabólico detrás, al contrario de la rubia se quedó unos segundos mirándonos, sobretodo al idiota de Will que tenía una sonrisa boba con la mirada perdida en la pared tarareando su propio nombre.

-Ni siquiera voy a preguntar - murmuró con una mirada tan rara como ella antes de continuar su camino.

Chase se refrenó un poco, encontrando el valor que le faltaba desde que llegó, levantó la mirada y abrió la boca como una inútil tratando de hablar pero nada salió. Volvió a bajar la cabeza y siguió a Rachel hacia las bodegas donde les tocaba las tareas de por la mañana.

Hay cosas horribles, pero estar ahí dentro con el sol de la mañana calentando el barco y en ese gran cuarto cerrado junto a Leo y Charles fundiendo metal haciendo vete a saber qué, es un completo infierno. Por eso yo y mi prodigiosa mente y carisma, pone al bicho diabólico ahí dentro una hora cada día, que se joda.

-Woah ¿no ha sido genial? Cuando coreaban nuestros nombres - habló Will de repente.

-Solace, eres raro de cojones - respondí y aunque frunció el ceño no parecía ofendido. - Y solo corearían mi nombre, es mi fiesta, no la tuya. Búscate otra.

Tendría que haber mucho metal, no puedes acceder a mi fiesta sin cargar algo de metal, así cuando esté en el medio de la multitud en una plataforma súper alta para que me vean bien, todos chocarían sus espadas, cucharas o lo que mierda tengan haciendo ruido mientras gritaban mi nombre en júbilo. Eso sí seria una buena fiesta, con explosiones, bombas de humo de Travis y una gran pancarta con mi nombre.
La entrada sería una tarjeta con mi cara.

Seguí caminando por los pasillos dejando a Will atrás, pensé que me seguiría pero empezó a quedarse de nuevo en su mundo creando otra fiesta en su cabeza. Cuando tuviese tiempo le enseñaría a imaginar de una forma más disimulada, no me deja en buen lugar ser la capitana de una tripulación así.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora