Una interminable lista de delitos que me provoca sueño

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POV Percy

Cada vez estaba más inseguro, dudaba que hacer el juicio delante de todos fuese una buena idea. Paseaba por las calles recibiendo saludos e inclinaciones de los ciudadanos, pero luego comenzaba a escuchar sus susurros metidos de nuevo en sus propias conversaciones donde el tema principal era el deseo de ver cómo morirían ambas piratas.

No tenía la suficiente creencia de que ellos nos ayudarían, al menos que dejasen de lado sus intereses de acabar con los piratas para atacar al cónsul tanto como Reyna requería. Ya me había acostumbrado a que en las buenas todos son tus amigos, en las malas, apenas dos te siguen hasta el Hades.

En el centro de la plaza más grande del pueblo estaba ya colocada la horca, las dos cuerdas apenas se movían por el viento. Es la manera estrella por excelencia de ejecución para Octavian, totalmente entretenido para él, adorando ver cómo los culpables pataleaban en busca de liberación mientras su riego de oxigeno se cortaba. Estaba tan seguro de su victoria que adelantaba los hechos, poniendo un cartel con la hora en la que sería el espectáculo. Solo ver la estructura me daba pavor, la imagen de ellas colgadas no era agradable, moriría al desafiar a Octavian evitando que las ahorcasen.

-Yo lo hago, no os acerquéis a ellas - paré al guardia cuando iban a sacarlas de la celda - No les agradáis - dije con una mueca señalando los restos de sangre.

La noticia había corrido como la pólvora, cuatro guardias muertos media hora antes del cambio, a manos de Thalia Grace que al parecer quería ir a asesinar a nuestra querida pretora. Tan alejado de la realidad que solo reía al recordarlo.

Me pasaron la cuerda para que las atase, siendo conscientes de que si me atacaban a mí irían directamente a la horca por ser pretor, en cambio, si les mataban a ellos, eran fácilmente sustituibles y un suceso normal al ser ese su puesto.

-¿Cuánto tiempo necesitáis? - susurré tras Annabeth apretando lo menos posible el nudo. No podría escaparse de él, me delataría, pero al menos no le cortaría la circulación.

-Todo el que puedas darnos.

Los juicios siempre me parecieron interesantes, era curioso ver cómo un criminal soberbio, despiadado y sin escrúpulos se redimía comenzando a llorar a los pies del estrado tratando de convencernos de que volvería a ser un buen ciudadano, que dejaría todas las acciones delictivas de lado. Solo para salvar su vida.

Yo jamás participaba, solo me quedaba mirando sin saber qué aportar, sentía que mi opinión no valía en nada. Yo al contrario que la mayoría había tenido una segunda oportunidad, me habían permitido encauzar mi vida hasta alcanzar este honorable puesto. Sentía a veces que debía ser yo quien fuese juzgado al igual que ellos, yo debería estar al lado de Annabeth y Thalia escuchando cada uno de mis delitos.

-¿Y Reyna? - le susurré a Jason al no verla.

-Ethan Nakamura fue quien nos avisó de la hora, Octavian ha precisado el avisarla - me sujetó el brazo cuando traté de marcharme e ir a por ella - Mandé a Hazel, ya estarán en camino.

La gente comenzaba a entrar, el Senado colocándose en el lado oeste de las escaleras que parecían propias de un anfiteatro, donde Frank en su cargo de centurión se unía a ellos con la mirada nerviosa reservando un sitio a su lado para Hazel.

-¿Comicidios? - pregunté al ver a la Asamblea romana aparecer.

-Moví algunos hilos junto a Reyna esta mañana - dijo con un aire de superioridad - El Senado por más que Octavian haya querido, nunca tuvo un poder legislativo, solo deliberativo. Los comicidios se encargaran de ello en su lugar.

Asentí a su idea, no nos garantizaba el éxito, para nada, esto estaba perdido antes incluso de empezar, pero cuantos mas órganos jurídicos, más tiempo deliberando, siempre hay opiniones diferentes que hay que ser tomadas en cuenta. Reyna y Jason se están tomando muy en serio esto de ganar minutos.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora