Ya no se puede llorar sin que te amenacen

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POV Percy

Will miraba con evidente repelús el arma entre mis manos, como si solo tocar el carcaj le fuese a quemar vivo. Sus manos se aferraban a la pequeña bolsa que cargaba por donde sobresalían vendas y por la forma, alguna que otra tijera.

-Te lo advertí, yo no voy a matar a nadie, solo salvo vidas - señaló su bolsa.

-Contra monstruos, no personas - se lo volví a tender viendo la duda en su mirada - Si me atacan por la espalda y nadie puede socorrerme, tu tampoco podrás con tus vendas - traté de convencerle - No provocarás más muertes Will.

Aguanté la sonrisa al escuchar su suspiro derrotado, había accedido. Le agradecía enormemente su ayuda, mucho más el que aceptase a acompañarnos en la búsqueda luego de lo que pasó, así que el que cogiese un arma por primera vez desde ese día era un gran paso.

Su bronceada mano se aferró temblando al cuerpo del arco, apretándolo entre sus dedos como si lo estuviese probando mientras se pasaba el carcaj con las flechas por su cuello. Lo hizo girar dos veces entre su mano con maestría, demostrándome que a pesar de no haber practicado durante este largo año, no había perdido su manejo en absoluto.

-¿Estás bien? - pregunté al ver su rostro afligido.

-No, se siente demasiado familiar - dijo pasando su pulgar por la cuerda tensada del arco - No me gusta, yo ya no soy así.

-De alguna manera siempre volvemos a lo que somos.

Mi voz también sonaba con lástima, entendía por completo a Will. La sensación de adrenalina al huir y luchar contra los guardias, ser un fugitivo, un pirata, se sentía como si este último año hubiese sido solo unas vacaciones o simplemente, no hubiese existido. Como si nunca hubiese dejado de ser pirata y eso, junto a los valores que habíamos adquirido la mayoría, no era para nada compatible.

-¿Estás seguro de esto? - pregunté de nuevo arrepintiéndome de haberle insistido. No fue justo para él y menos cuando le entiendo y aún así no coopero en alejarle de las armas - Puedo avisar a Zöe para que vaya con nosotros.

-Como bien dijiste en la reunión, las moiras tienen mala leche, necesitáis gente tranquila y que no se meta en problemas - dijo con gracia.

-Zöe no se mete en problemas, se guarda el cabreo para ella misma y luego ya nos manda a la mierda en privado.

-Ya, pero va Thalia, saca de quicio a cualquiera. Yo espero conservar mi paciencia con ella - no podía quitarle la razón - Ve a por Annabeth, ya vamos a embarcar.

La irresponsabilidad inesperada de no estar puntual me hacía perder los nervios, aquí ninguno estaba a la hora casi nunca, solo Reyna y Jason, pero Annabeth siempre era de las primeras. Era, porque ahora no estaba en cubierta, una actitud sumamente infantil si lo único que esperaba es retrasarnos.

Mi enfado comenzó a incrementarse cuando al entrar al camarote la vi tranquilamente leyendo un libro como si no estuviésemos esperando por ella. Ganas no me faltaban de quemarle el maldito libro y joderle la lectura.

-¿La princesa necesita que venga a avisarla de que la esperamos o solo es por joder? - hablé cerrando la puerta tras de mi.

Subió su mirada por encima de las hojas del libro, centrándola en mi como si no me hubiese visto entrar. Entendía que siempre se solía sumergir tanto en la lectura que no se daba cuenta de nada que pasase a su alrededor pero aún así estaba alerta, así que su actuación no me valía.

-No sabía que tenía que ir a despediros, si me llegas a avisar con tiempo cojo un pañuelo para secar mis lágrimas - hablaba mientras sus ojos volvían a pasar de un lado a otro por las hojas del libro.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora