Un gobernador con el mismo poder que un burro

382 34 260
                                    

POV Annabeth

Satisfacción. El orgullo de un trabajo bien hecho. Es todo lo que me rodeaba ahora mismo.

-¿Ilusiones dices? - preguntó Nico.

-De cuando estás cerca de la muerte.

La moneda de Lamia estaba amarrada a la empuñadura de mi espada, si es que se le podía llamar así a ese cuero enrollado. Por más que Lamia estuviese muerta, parecía que su ápice de magia restante estaba guardada en la moneda, cada vez que cualquiera la sostenía, le mostraba una escena donde estuviese al borde de la muerte.

-¿A Octavian qué le mostró? - preguntó con una sonrisa socarrona.

-Supuestamente a Jackson tratando de cortarle la garganta - contesté recordando su cara asustada y cómo casi lanza la moneda por miedo - Son recuerdos, visiones que ya han sucedido - expliqué viendo cómo pasaba la mano por la hoja de mi espada y tocaba levemente la moneda.

Al contrario del resto que había tenido el privilegio de tocarla no se había exaltado, yo tuve una reacción similar, o sea nula. Se quedó quieto por unos segundos como si estuviese escaneándola pero en verdad en su cabeza se estarían proyectando las imágenes que trataban de asustarle. Inútilmente.

-Interesante - respondió apartando la mano y volviendo a recostarse en la silla - ¿Cómo es que a los del Argo no les mostró nada?

-Estaban siendo perseguidos en la vida real, por nosotros - respondí sonsacándole una sonrisa que también compartí - Estaban en peligro de muerte constante, ni siquiera hace falta una ilusión. Su mayor peligro es continuar vivos.

-Sinceramente pensé que nos iríamos con las manos vacías - murmuró sin mirarme - Jackson prácticamente te había ganado, de no ser porque reaccionaste en el último momento.

Yo jamás pensé en admitir una derrota, aunque hubieron sorpresas la balanza siempre estuvo de mi lado, como tenía que ser. Ya no había forma de cambiar las tornas, todo aquel que tratase de resistirse, perecería. El destino estaba escrito y quién vencía, era yo, en todo momento.

-Esa pelea fue una forma para ver su nivel, nada mal he de reconocer - asentí, realmente pensé que iba a ser más fácil matarle - En el hipotético caso de que hubiese perdido, jamás me habría matado ya lo viste.

-Pero se habrían llevado la moneda.

-Como si lo fuese a permitir - carcajeé - Ambos ganábamos tiempo para nuestro propio beneficio. Si no hubiese agarrado a Arellano junto a Ethan habrían intentado huir.

Son tan fáciles de leer que daban hasta lástima, apestaban a buenas intenciones, una bondad manchada de desgracia. Su falsa fortaleza solo determina el motivo de su fracaso. Son tan débiles que resulta irónico cómo ninguno poseía la capacidad de verlo o si lo hacía, se callaba como una sucia rata condenando al resto a morir también por falta de sentido común. La lógica no es su fuerte, el pensamiento analítico es lo único que puede salvarlos; ya tenían un pie en la cola del Inframundo.

-Es muy fácil vencerles, solo hace falta coger a uno de carnada - murmuró rodando los ojos. Sí, yo también me avergonzaba de tener un pasado en común con ellos. - ¿Qué ves cuando tocas la moneda? ¿A Jackson apuntarte con tu propia arma? - carcajeó.

-Ni en esas circunstancias estuve en peligro de muerte - correspondí a su risa - Solo te veo a ti aparecer y empujarme entre las sombras. Aún así percibo...

-La flecha - completó y asentí - Estuvo apunto de alcanzarte, te cogió desprevenida.

-No volverá a pasar - aseguré. - Cierto es, no te he dado las gracias aún por salvarme.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora